Santiago del Estero. Argentina, Madre de Ciudades.
En 2013 podemos decir que Santiago ha ingresado al circuito turístico nacional y hasta internacional. Mucho tiempo ha pasado desde su fundación allá por 1453. Tras amasar cactus y arena durante quinientos años su gente está viendo el cambio del clima, los lugareños participan de la prosperidad económica que riega sus almas. La soja pinta de verde sus viejos desiertos y casi no quedan cultivos de algodón, ni sufrientes descendientes de diaguitas desmotando algodón.
El agua contenida en diques, y distribuida por canales que salen del Rio Dulce, esparcen sus aguas lavando aquellos recuerdos de asentamientos en medio del desierto…
Arboles achaparrados pero centenarios van desapareciendo reemplazados por palmeras de otras zonas que con sus raíces tocan la misma humedad del desierto que encontraron los inmigrantes de oriente.
Así aparecen como oasis autóctonos, copias de aquellos de Líbano y Siria en el cual calmaban su sed ovejas y camellos de los turcos (sirio-libaneses en Argentina llamados turcos) que se afincaron en esta provincia argentina.
Abuelos y bisabuelos de los árabes que se hermanaron con los judíos y los criollos por el bien de todos.
Las viejas acequias construidas por los indios Diaguitas por la información hablada que tengo, han sido tapadas y asfaltadas para ampliar carriles en sus avenidas. Muchos juegos de niños, mucha nostalgia bajo cemento y también mucha vida arriba de él. Más no me asusta esto…no es que los Santiagueños sean irrespetuosos con su pasado… No, son lo mismo que un romano que transita tocando bocina por los alrededores asfaltados del coliseo.
Hasta hace pocos años el Príncipe de Sílipica, así se auto llamaba un animador contaba mil chistes por radio haciendo más cortas las tardes de coyuyo mientras lo escuchaban en el mercado Armonía y sus peatonales, verdaderas sendas que te llevan a través de un gran remolino de cabellos renegridos, pies con ojotas, mesas con pasteles y abejas tras su azúcar, gritos y expresiones cariñosas hacia las mujeres…
Mamita, ¿qué quieres?
- mira mamita ¿has visto estos tomates?
-Prueba bonita…chica, hermosa como estos choclos no vas a encontrar.
Me recuerdan el mercado de las especies en Estambul.
Los nuevos materiales de construcción, livianos y económicos van haciendo desaparecer los ranchos de barro, techo de paja y vinchuca.
Los folletos turísticos ofrecen varios recorridos con chacareras alegres de guitarra y violín, en patios de tierra. . Ferias artesanales empanadas y más chacarera. Otros folletos de propaganda de Luthiers fabricante de bombos, o aquel que pela caparazones de mulita para diseñar sus charangos.
¡Santiago es el pueblo que canta! La Chacarera su música.
Volantes de gente que hace empanadas de carne cortadas a cuchillo, lomitos santiagueños y no falta la oferta de sfijas de carne, cuajada y otras exquisiteces árabes.
Así está este Santiago multifacético, amado por unos, despreciado por otros, La provincia que te puede ofrecer Cabrito con WI FI, como digo con cariño…Se puede comer en medio de la nada, un rico plato de cabrito (chivito) porque te atrajo la simpatía del cartel: AQUÍ CHIVITO CON WI-FI
La tecnología, y el cambio climático le han hecho bien
Nota: Santiagueña es mi mujer, por eso mi simpatía y mi querer por esta ciudad, que tiene lo suyo. Aunque continúa siendo una de las más pobres.