Se acercó a la ventana muy despacio el ruido de una puerta abriéndose lo asusto, corrió a esconderse en un cuarto oscuro y espero a que las personas entraran, varias voces se escucharon por toda la casa, había caído la noche, la puerta donde se escondió estaba entre abierta, observaba como una mujer y su hija entraron a la casa y platicaban en la mesa del comedor, de repente se escucharon unos ladridos y un perro apareció moviendo rápidamente la cola, la mujer y su hija se alegraron al verlo, el perro no dejaba de ladrar y mover la cola, éste salió rápido ladrando muy fuerte y se colocó frente a la puerta en donde estaba escondido, ladraba y ladraba, la hija se acercó dónde estaba el perro y le dijo en voz alta:–Terry que te pasa-, cargo en sus brazos al perro pero éste no dejaba de ladrar, en un intento para que el perro se callara la hija abrió la puerta y encendió la luz, le hablo al perro diciéndole: -ya ves no hay nada ahí-.
La luz del cuarto lo segó por completo y se llevó las manos a los ojos para cubrírselos, la hija volvió a repetir: -ya ves no hay nadie ahí-, se destapo los ojos y muy impresionado dijo: -no puede ser no me han visto-; la casa quedo en silencio y ambas madre e hija estaban dormidas, él se paseaba por toda la casa entro al cuarto de la madre y vio su cuerpo tendido en la cama, unos ronquidos leves emitía ella, se dirigió al cuarto donde estaba la hija y esta dormía muy apacible, se dirigió a la sala de la casa y escucho unos gruñidos leves, era el perro que había sentido su presencia, al verlo intento sobarle la cabeza con su mano derecha pero éste salió muy asustado y se metió debajo de un sofá grande, a ver la acción del perro suspiro un poco y dijo: -ya no me conoce-.
Vagaba por toda la casa recorriendo los cuartos, salas y baños, la soledad era su fiel compañera aparte del perro que siempre que sentía su presencia le ladrada, en la sala de la casa observo unas fotos en esta aparecía la madre e hija y una figura paterna que le pareció conocida, no entendía porque estaba en ese estado neutral o como en un limbo, todos los días era la misma historia cuando llegaban la madre e hija él salía a esconderse en un lugar muy recóndito de la casa, solo se quedaba escuchando lo que ellas conversaban. Un día salió al balcón de la casa y notó como una ambulancia había llegado a la colonia, unos enfermeros entraron a la casa vecina y de esta sacaron un cuerpo inerte al parecer ya había fallecido, le pareció extraña la situación pero se quedó observando muy fijamente el cuerpo; de presto oyó una voz de tras de él que le decía:
-Que haces acá en tu casa-
-Pero ¿Cómo has entrado?-le pregunto.
-Todavía no te has dado cuenta, ¿verdad?-
-Darme cuenta pero ¿de qué?-le contesto.
-Vengo por ti ya es hora de que dejes a tu familia, no seas rebelde-le dijo.
-Rebelde yo pero ¿Por qué?-le increpo.
-Eres un alma rebelde, pero ya es hora de irnos-le dijo.
Lo tomo del brazo y caminaban hacia la puerta de salida de la casa, él iba con su mano a abrirla cuando en un movimiento repentino lo detuvo y le dijo:
-No es necesario-
Ambos atravesaron la puerta sin abrirla sus cuerpos aparecieron afuera de la casa, él muy extrañado le dijo:
-¿Cómo hiciste eso?-
-Ya no tenemos cuerpo físico ahora somos almas-le contesto.
Lo guío hacia la ambulancia en donde estaba el cuerpo inerte, subieron a la misma y le dijo:
-Ahora es tiempo de irnos-
La ambulancia tomo su camino, por la ventana él observo a la madre e hija entrando a la casa, cuando abrieron la puerta el perro salió corriendo muy rápido, olfateo con su nariz unos árboles e hizo su necesidad, paro las orejas y su nariz, observo la ambulancia que salía de la colonia y emitió unos ladridos muy fuertes, él al verlo suspiro diciendo:
-Ya no me reconocen-