Amor fallido

Después de una ausencia de muchos años, Martín y Sara se reencontraron.
Fue un momento muy especial para él, ver de nuevo a la mujer que colmó sus sueños de juventud; la amó con locura pero nunca se lo dijo.
Como suele suceder, la vida los llevó por diferentes rumbos; sin embargo, veinte años después,se reencontraron y la ocasión era propicia para hablar lo que siempre calló.
-¿Sabes? -dijo él con voz melosa-. Encontrarte ahora ha traído a mi mente los anhelos más grandes de mi juventud.
Ella lo miró sin comprender lo que insinuaba su viejo amigo.
-Nunca te lo dije, -continuo él- pero cuando estudiábamos en el liceo estaba enamorado de ti como un loco.
Sara no podía creer a lo que estaba oyendo: ¿Martín, enamorado de ella, y sólo ahora, oculta ya la sonrisa de su rostro a causa de sus años de soledad y tristeza por su eterna soltería, era que recibía esta manifestación tardía de amor?
Él continuó impertérrito.
-Soñaba contigo, te veía siendo mi esposa con un hogar feliz y muchos hijos a nuestro alrededor.
Ella se imaginó felizmente casada y con muchos niños a su cuidado.
-Entonces conocí a Melissa y me casé con ella. ¡Cuántos años han pasado, mi querida Sara!-volvió a insistir Martín.

Sara escuchaba indignada cada frase de su antiguo condiscípulo sin saber qué responderle.
-Y ahora que te encuentro tan bella como antes, no puedo más que pensar qué hubiera pasado si te confesara mi amor entonces....
¡Era el colmo! Sara no podía creer lo que estaba escuchando. Por eso, armándose de valor le ripostó:
-¡Conque enamorado de mí, eh! ¿Y por qué no me dijiste nada en aquel momento? Bueno que me perdieras...¡por pendejo!

Alberto Vásquez.