Te extraño, Juan. No sé cuánto tiempo ha pasado desde el accidente. Todavía me encuentro en el hospital.
El momento del impacto permanece grabado en mi mente: tus gritos y los míos; luego la oscuridad. Desde entonces cada noche se presenta el mismo sueño. Caminamos tomados de la mano por un bosque disfrutando el aroma de los pinos. Acaricias mi rostro, besas mis lágrimas.
Siempre dices que te encuentras bien, y que nunca dejarás de amarme. Supongo que niego tu muerte.
Hasta aquí todo parece normal, pero en realidad estoy bastante confundida. Todas las enfermeras me llaman por tu nombre.
(Primer lugar en el Cien)
Texto agregado el 22-04-2015, y leído por 343
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