Observo, sentado, con mi mente de pie
con los ojos bien cerrados, atento, despacio, vuelvo.
Contradigo los profundos paradigmas del alma
y los vuelvo a acariciar, demente, de nuevo.
En un cántico imperfecto, sonoro a mis oídos
lascivo a mi fe, quizás encuentro la calma
El alivio…
voraz el apetito por los recuerdos
sensible el ocaso de mi andar
vuelvo en días como estos
a festejar momentos, a recordar
a retratar más allá de mis ojos
lo que solo yo pude ver..
Aquellos días, aquellas noches
Retorno intranquilo, errático, moribundo.
recuerdo como navegaba en el mar de tu vientre
y lo hacía feliz, para no olvidar
todo lo bueno aprendido
las maromas de tus ojos, poder apreciar.
Detalles eternos, vistas a un horizonte relleno
Impactos profundos al camino, al deseo.
Días como estos no se pueden olvidar.
Mi pecho tampoco lo hace
en días como estos lo siento apretar
mi corazón cristalino, inconsciente
esperando de a poco completamente despertar.
Mi cabeza me duele, muchas las memorias que veo pasar
Pues hacen de mi nuevamente su juguete perfecto
Incandescente, ciervo indolente al más magnánimo castigo
al más puro atardecer… que planta y dirige sus rayos de sol
hacia mi, hacia mis órganos que se estremecen
al volver a contemplar, una ultima tarde, un último beso,
un último adiós, incompleto, como tuvo que pasar…
como tengo que olvidar, como en días como estos
me atrevo nuevamente a recordar.