Tu voz ardiente me ata a tu cuerpo varonil, y así voy recreándome en él. Insaciable me besas, de a sorbo me tomas efluvios vaporosos nos nutren más y más respirando deseos. Suspiros que se anidan hambrientos en la piel de pasiones perdidas de efímera locura. Naufragar en ella, deseamos con placer incontables instantes e incontrolables días exiliados del mundo. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.
Texto agregado el 16-04-2015, y leído por 270 visitantes. (4 votos)