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Planes perversos.
Cuento
No encuentras como deshacerte de la espinita que te ha estado molestando desde hace unos años. Es una piedra en el zapato. Escribe todas las mentiras que le dicen de ti, sin investigar si son ciertas. Escribe a la ligera. Pero eso le va a salir caro te dices. No se lo vas a perdonar.
Dejas el libro que está leyendo sobre Buenaventura Baez y sus gobiernos. Llamas a tu asistente.
- Samuel, puedes venir a mi despacho.
- Sí señor.
No pasan dos minutos para que Samuel se encuentre frente a tu escritorio.
- Samuel, viste el estado de facebook del loco de Santiago.
- No señor. Usted sabe que no uso esa herramienta.
- Deberías usarlas. Te lo voy a leer... "Cuando la política se prostituye, las instituciones del Estado se transforman en burdeles". Tú escuchaste. Eso es a mi Samuel.
- Qué va señor... ¡Cómo va a ser a usted! Ése loco no está pensando en usted señor. A ese individuo, se lo está llevando el diablo. Además, usted es un genio de la política. Usted ha realizado una reingeniería en nuestro país.
- Gracias Samuel. Gracias por tus palabras. Pero son a mí esas palabras. Ése loco viejo sabe muy bien a quien dirigir sus palabras.
- ¡Qué va señor! Ese infeliz, loco viejo, mal comío, no sabe que es lo que quiere. No sé por qué le preocupan sus palabras. Si no fuera porque los gringos lo están protegiendo, ya no existiera.
- Ah... ve porque debemos preocuparnos. Ese loco viejo sabe muy bien lo que está haciendo. Esa campaña por la presidencia de los Estados Unidos que él montó en el 2012 en las redes sociales le está dando sus frutos. Aunque él no lo sepa. Tú sabes que al presidente Obama se le da un informe de todo lo que ese loco publica. Aunque no lo creas.
- Señor... cómo lo voy a dudar si usted lo dice. La persona más informada.
- Ve la importancia de las redes sociales. Somos ciudadanos del mundo.
- Sí señor. Usted es la persona que más importancia le ha dado a eso.
Al terminar estas palabras se sumergen en un silencio momentáneo. Viste en el rostro de Samuel un asomo de preocupación.
- Samuel, sólo quería que vieras ese aforismo. Pero veo que algo te ha preocupado de nuestra conversación.
- No señor. Bueno sí. Usted sabe que ése loco escribió algo que me molestó mucho también.
- Sí, lo sé. Me lo informaste.
- ¡Anja! Y por eso hice unos planes. Para que nos deje de molestar.
- No me digas. No quiero escuchar esos planes. Además, te mucho cuidado. Aparte de Obama, Danilo también lo protege. Éste no lo ha nombrado en el gobierno por el cardenal.
Le dice a tu asistente que continúan hablando luego. Te levantas del escritorio. Él se aleja de tu despacho. Lo observas mientras se aleja y piensas en los impasses que te ha creado. Al extremo de que ya no lo puedes controlar, y piensas...
- Ojalá y no vuelvas a meter la pata.
Sandy Valerio |
Texto agregado el 13-04-2015, y leído por 100
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