Las historias importantes suelen comenzar con un acumulo de casualidades sin aparente importancia...
Eso se leía en la blanca pared donde con las manos en alto Raquel lloraba junto a su novio, era un atraco. La chica lamentaba tener la imagen de como José Luis, su novio, ni un dedo movió al ver como su Ford fiesta blanco desparecía sobre la calle Discordia, cargando con sus celulares, carteras y bolsas. Son cosas materiales decía José Luis con su impasible cara de "Realmente no me importa tu coche, y agradezco que hoy no viajáramos en mi Volvo".
En el crucero del boulevard Milagros y Discordia, esperaba el cambio de luz y de vida, escuchando Magia Veneno. Era el pobre de Javier, mientras actualizaba su facebook como esperando respuestas o mínimo simpatía por parte de sus contactos: "Mis historias las escribe el peor de los mancos!"; como por instinto avanzo su Malibu color arena, luego del claxon del desesperado de atrás que vio aparecer el verde en el semáforo, Javier, avanzo casi sin mirar lo cual termino por salvarle la vida, pues de repente apareció un Ford fiesta blanco desenfrenado y conecto casi en el centro a el carro que venía detrás. Pálido, Javier, escribió nuevamente en su perfil: "¡Vaya cambio de historia!".
Ingeniero,-fue la frase inicial de Norma la secretaria de Luis Lauro- acaba de hablar Javier ¡que tuvo un accidente con su coche!
-¿Consiguió los boletos?- fue la respuesta fuera de lugar de Luis Lauro-
No lo sé, ingeniero-respondió Norma incrédula de la respuesta-
Pues pregúnteselo Normita, si no para que la tengo; del carro pues que llame al seguro y si a él le paso algo pues que vaya al médico, claro siempre y cuando me haya conseguido el encargo- contesto ya con el tono severo de siempre-
¡Maldito cobarde!, ¡maldito cobarde!, gritaba en silencio Raquel mientras caminaba con los tacones en la mano por la calle Discordia, mientras José Luis la seguía haciendo una llamada buscando quien pudiera recogerlos.
#MiJefeEsUnCulero, escribía Javier sentado en la cajuela del coche del seguro, mientras lo revisaban los paramédicos. Porque aun y cuando el no recibió impacto alguno, vio el accidente como una gran oportunidad de no regresar a su trabajo, ya que sabía que el hecho de no poder conseguir los boletos le provocarían un gran problema con su jefe.
Si mi comandante aquí informando de un 19 (accidente vial), con 18 (abandono de vehículo) y controlando el 46 (congestionamiento vial) en Discordia y Milagros, además haciendo 48 (custodiando vehículo). Esto a Javier le causaba mucha gracia, puesto que siempre comentaba y hacia bromas de las claves policiacas con sus amigos, y ellos por sus múltiples quejas y pocas ganas de hacer las cosas, sumado a su físico delgado le apodaban el 51 (muerto)