Era niño y nos enteramos que el turco Hassan compraba vidrios, fierros etc etc, una versión del acopiador de los cartoneros de hoy. Nosotros con mis compinches de barrio, decidimos juntar vidrios, hierro, aluminio en el basurero del pueblo…éramos avanzados!!! Estábamos en el primer mundo hace cuarenta años. Y decía... juntar de la basura y llevárselo para que el turco nos compre.
Así una y otra vez, hasta que por idea o visión de alguno de mis amigos nos dimos cuenta que el fondo de su depósito daba al fondo de un terreno baldío que tenia frente por una calle de atrás. Ya no fuimos más al basurero, era más fácil robarle por atrás y venderle por adelante. Esto funcionó unos cuantos días que nos sirvieron para comprar caramelos de leche, esos que venían envasados en cajas de cartón tofi o mu-mu y chocolatines, blancos o negros, aunque ordinarios eran ricos entonces… y hoy ya no existen, hay otros versión mejorada, pero como esos ¡ninguno!.
Todo bien hasta que le afanamos un palier o algo así, de hierro, muy grande. Era una pieza de auto o camión que arrastramos como pudimos hasta la entrada de su depósito.
Golpeamos y le mostramos lo que habíamos conseguido para vender.
!Se pudrió todo!
!Eran largas las cuadras de mi pueblo!!!, con el turco corriéndonos o zapateando de atrás para que nos asustásemos.
¡el conocía fierro por fierro lo que tenía en su terreno!.
Que fiesta!!! Lo que le vendíamos al turco nos servía para ir a una frutería comprar uvas, un cajón, no un kilo, y sentarnos a comer a la sombra de un árbol. Igual que cuando salíamos a juntar choclos en los campos vecinos, con un carrito armado con ruedas de triciclos y luego los vendíamos de casa en casa por el barrio.
Que importaba robar unos choclos de un campo grande, sin límites a nuestros ojos. Sin dueño conocido o de algún viejo conocido, pero viejo al fin al que no lo afectaba perder unos choclos… Era como justo, para unos mocosos que estaban abandonando la teta materna.
! Gracias turco, gracias viejos de mi pueblo !
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