Un sendero abierto me busca mientras paseo por él, sin temor veo a lo lejos el temblor de las hojas que van perdiendo vigor, me siento alegre, fiel a mi estilo, descuidada, inquieta y muy despistada, creo que allí reside mi secreto, para matar el dolor o algo parecido no tan crónico- digamos que la vida me dio todo, y soy feliz… cruzo el mundo caminando, hablando con los pájaros callejeros.
Las nubes traviesas me envían sus gotítas, alternando con rayos que se funden en sus cuerpos, el cielo se ve maravilloso con su azul, cuando le permiten asomar su solapa y así, en el misterioso camino poblado de ruidos sonoros y agudos, me deslizo lentamente preñando mi mente de incipientes versos que quieren nacer- con la tonalidad del cuadro que mis ojos deletrean.
Color de cielo y un sol navegante
esponjosas nubes de brillantes luces.
Hojas caídas, hojas decaídas, hojas de colores.
Otoño, te veo deshojando con tus piruetas
los árboles, arbustos, y sus siluetas verdes
que se elevan tenaz hasta la primavera.
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.
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