Inicio / Cuenteros Locales / heraclitus / Yo tenía razón
—Estoy por completo seguro de lo que digo —afirmó mi mejor amigo dando un leve golpe en la mesa.
—Desde luego estás equivocado —dije yo con la seguridad que me daba mi recién adquirido título universitario.
Tengo que aclarar que la anterior discusión se efectuaba alrededor de la mesa del café que todos los jueves en la mañana un grupo de amigos alegremente nos reuníamos para bromear y charlar. Por regla general los temas que tratábamos era sobre futbol y el misterio femenino.
—Ya que lo que discuten es sobre ciencia, deben fundamentar sus palabras —terció otro amigo, cuando se dio cuenta que ambos contendientes habíamos subido el tono de voz y se volvió intenso el desacuerdo.
—Es correcto lo que dices —comenté de inmediato— y para justificar mis aciertos el jueves que viene les traeré bibliografía suficiente para demostrarlos.
—Yo haré lo mismo —dijo mi adversario.
Tengo que decirles que esto sucedió hace muchos años, más de los que yo quiero acordarme, tiempos en que no había internet ni teléfonos celulares; para salir de dudas en cualquier ramo de la ciencia nos teníamos que convertir en ratas de biblioteca. Así que al terminar la reunión de amigos, fui de inmediato a la biblioteca universitaria a recabar los datos que necesitaba.
El siguiente jueves me presenté al café armado de 2-3 libros donde sin lugar a dudas estaba la prueba de lo que yo decía. Me sentía feliz al demostrar mi sabiduría y poner en su lugar a mi amigo, muy querido y popular sobre todo para el sexo débil, motivo que despertaba cierta envidia entre el elemento masculino, yo incluido. Además de ser bien parecido era de una simpatía arrolladora y excelente compañero de juergas y parrandas.
Me dio gusto comprobar que por la expectativa del duelo verbal inminente se había reunido un grupo numeroso de amigos alrededor de la mesa de café. Con aire triunfador coloqué los libros sobre la mesa en espera de la llegada de mi rival.
Al ver que mi antagonista no llegaba, con discreción puse los libros en una silla aislada. Por cierto mi competidor nunca llegó, y es más, jamás lo volvimos a ver.
El tiempo, que lo único que sabe hacer es añadirnos años, ha pasado inmisericordemente. Ahora que ya estoy viejo y jubilado, en las mañanas me levanto temprano (se me va el sueño), me preparo una taza de aromático café y me pongo a leer el periódico. Por una extraña razón lo que busco primero es el obituario, me sorprendió ver la esquela de aquel amigo de mi juventud y con profunda tristeza recordé: “qué yo tenía razón y…”
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Texto agregado el 07-04-2015, y leído por 197
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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08-04-2015 |
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Una gran cobardía y orgullo mal entendido el del opositor, prefirió huir para no enfrentar la derrota. Es lo que me dice tu texto, por cierto de buena prosa. Lo velado del final le da un plus a la narrativa. sagitarion |
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07-04-2015 |
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Qué tú tenías razón y… perdiste a un amigo. Excelente relato, como siempre. Su contenido para meditar. Un abrazo, amigo querido, y espero que NO nos consigamos pronto en un obituario. Te abrazo con cariño. SOFIAMA |
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