La luz no siempre alumbra
a veces oscurece y relativamente
enceguece.
El amarte era la luz
que chispeaba vivo matiz
se oscureció como vino tinto
dulce, pero a la vez embriagador
suave, pero traidor.
Se enceguecieron los ojos del alma mía
La nebulosa cubrió la efigie, la percepción,
La realidad.
El veneno de amor fue un virus provocador
Que se expandía como lepra,
Que en su estallido estridente
Acabo con lo acabado
Matando lo fallecido.
Texto agregado el 03-09-2004, y leído por 102
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
11-04-2005
És magnífico. Por un rato (lo que he tardado en leerlo y unos segundos post poesía) Me has mantenido con el corazón en vilo. solo-sin-ti
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