COMO PECADOR O PECADORA
Y el pecado es la individualidad en tanto que se opone a y se esfuerza en contra de lo cultural y semióticamente postulado como colectivo, del que dependemos todos por medio de múltiples modos y grados de integración;

Pero bien mirado el patrimonio en realidad único del individuo-y obviamente-es solo lo física y fisiológicamente corporal de cada uno-pero no las ideas social y semióticamente compartidas:

Las ideas y conceptualizaciones mayores del espacio antropológico humano de todo individuo son necesariamente comunes y compartidas, y han de aprenderse, asimilarse, y ser respetadas por parte de todo individuo incluso mínimamente socializado, en un grado u otro;

Con lo que la individualidad se hace aun más difícil de sobrellevar verdaderamente y acaba por concebirse de hecho como una forma solo posible de rebeldía y desafío-sistémica y funcionalmente tolerable en el mejor de los casos-y como una concesión finalmente que el empuje homogenizador de todo colectivo permite de hecho aunque no oficial y abiertamente,

Pero la viabilidad antropológica y colectiva real no es posible si la individualidad no tiene su propio espacio real, sobre el que solo el individuo es en realidad centro y amo,

Y los impulsos físio-salvajes humanos de imposición como espacio de poder intransferible y personalísimo de la biología de cada uno, existe pero de forma contenida y de suspensión; reales en tanto estructuralmente subordinados; y solo de derecho propio en cuanto concesiones por parte de una necesaria estabilidad estructural, social y semiótica mayor.

Pero como tal esta concesión no te la dan así y por las buenas, sino que has de afirmarte en una forma de desafío en clara y carísima rebeldía con todo lo que incluso tu mismo pudieras dar por bueno de la misma tradición cultural de la que dependes y que son los otros;

Y fortísimo temple hay que tener para proceder a moverte en contra del grupo en sus ideas y esencias, bajo la bota siempre del ostracismo como amenaza consecutiva y ejecutora, verdaderamente, que es el oprobio y el terror físio-mental de imágenes de tu propio apedreamiento a manos de la grey y su percatarse de tu ultraje para con ellos y respecto de todo lo que dan por bueno…

Afortunadamente y para algunos-y más quizá en otros tiempos-existe la confesión digamos institucional cuyo fin estructural acaba siendo ni más ni menos que el reforzamiento de la posibilidad de ser-básica e inicialmente en cuanto a lo corporal y respecto de una físio-racionalidad real, pero contenida y siempre sometida por una arquitectura antropológica mayor y estructural,

Como una catedral y sus distintos capillas como compartimentos-donde en algún rincón o digamos hueco existe la artimaña apoyada y compartida por todos-los confesionarios-de esquivar lo que es quizá la mayor furia humana del grupo como muchedumbre contra el cuerpo, a pedradas y palos, del transgresor,

Que es transgresor o transgresora porque difícilmente sobrelleva la contradicción de la necesidad de pertenecer desesperadamente al colectivo (y el físio-terror asimismo del abandono), al mismo tiempo que no pueda nunca pertenecer en rigor totalmente por su propia y permanente físio-corporeidad individual y separada,

Que es el yo ante y sobre todo lo demás, en principio
Y dentro de una evidente trampa vital como juego, pero de lo más serio
Como la vida misma…

(Pero hay que tener que se dice agallas, ovarios (he oído alguna vez también) o huevos y a secas.)


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