Lo que caracteriza a la ciudad contemporánea es precisamente eso, su desintegración. No es una ciudad pública a la manera clásica, no es una ciudad campesina y doméstica, no es una ciudad integrada por una fuerza espiritual. Es una ciudad fragmentaria, caótica, dispersa, a la que le falta una figura propia. Consta de áreas indeciblemente congestionadas, con zonas diluidas en el campo circundante. Ni en unas puede darse la vida de relación, por asfixia, ni en otras por desconexión.
El hombre, en su jornada diaria, sufre tan contradictorios estímulos,
que él mismo, a semejanza de la ciudad que habita, acaba por encontrarse totalmente desintegrado.
F.Chueca Goitia, Introduccion al estudio de la ciudad, 1955
LA CIUDAD SEMIOTICA HUMANA
Los medios escritos-los libros, el periodismo-después audio-visuales-suplantan por completo la agora griega y modelo mediterráneo clasico como un verdadero centro real semióticio y ficcionalizado, no físico;
Pero que, como las imagenes mentales (y los conceptos en cierto forma lo son también, esto es imagenes en la mente humana) tienen un impacto fisiológico sobre el ser humano que percibe-esto es, que en verdad físio-estimulan el sistema nervioso humano-lo semiotico, las ficciones escritas, conceptuales y simplemente la televisión (junto a lo cinematográfico) pueden entenderse realmente como un lugar-una forma bastante real y próxima a la experiencia física, fisiológica humana y espacial, respecto de la fisiología humana y su relacionarse con el medio real.
Salvo que, como falta una verdadera presencia humana pareja y la interacción emocional-física respecto de entes humanos en carne viva e independientes de uno mismo, las actividades esencialmente consumidoras de imágenes e ideas, al fin son solo una especie de rémora de la verdadera interrelación humana para la que el ADN del hombre quedó fijado según las fuerzas de selección natural que operaban entre y sobre las poblaciones humanas antes históricamente de la agricultura,
Lo que acarrea la conclusión-nada nueva, por cierto-de que el hombre vive una especie de contradicción esquizofrénica entre su ser fisiológico hecho objeto subordinado de las fuerzas sociales estructurales humanas-que se ocupan ante todo siempre de lo material y eso del comer-pero que nunca en ningún caso son verdaderamente circunspectas para con las necesidades humanas físio-racionales comunes de todo individual,
Y el mundo semiótico, ficcionalizado que acaba siendo un espacio cada vez más real dentro de los contextos antropológicos subordinados a un empuje solo tecnológico verdaderamente desbocado, ciego y sin propósito real alguno más allá de la búsqueda de nuevas situaciones de dominio técnico-financiero y solo superficialmente justificado (legitimado) por la consecución de ganancias monetarias-el espacio semiótico y de ficción por contra como el verdadero espacio humano y de lo humano, empero defenestrado de forma siniestra cada vez más del mundo corporal y físico,
Creando al cabo una situación vital-estructural respecto de la cual la racionalidad humana (porque racional es en realidad todo ser humano incluso en su violencia e irracionalidad) lleva al hombre al fin a la frustración, la violencia (que realmente no es capaz de entender) y siempre ante un mundo social que tampoco es que haya entendido realmente de forma profunda las consecuencias de su propia naturaleza-prácticamente en ningún sentido y desde una coherencia psicológica real, profunda ni mucho menos planificada ni coherentemente sopesada nunca-todo ello que se resume bastante sucinta e iconográficamente respecto del individuo en el cuadro-por ejemplo-de Edvard Munch ya para el año 1893,
The Scream.
https://www.youtube.com/watch?v=wf73xqZvk6k
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