Lo dijiste como quien dice una insignificancia,
las palabras vuelven a través de los océanos,
sean estos de salada agua o de tercos destierros.
Siempre se las ingenian para retornar a nosotros,
nos alcanzan colmadas de detalles y recuerdos,
o también infecundas por un trabajoso deambular
tratando de alcanzar la comprensión de alguien.
A veces, están aquellos que no las dejaron entrar
en sus insignificantes y desconfiadas conciencias,
y debieron permanecer, insistentes, tocando la aldaba
de sordos oídos que no lograban ser convencidos.
Permanecieron a la intemperie de todo conocimiento,
pero no por ello perdieron sus cualidades fecundas.
Otras, fueron rápidamente aprehendidas por voraces
acaparadores de saberes y sufrieron segregaciones,
supresiones, neologismos, arreglos y traducciones
y nuevamente fueron lanzadas a navegar mundo,
siendo las mismas y distintas en un semejante tiempo,
y entonces, de modo imprevisto e inesperado, un día
se nos regresan a los que ayer las pronunciamos,
y nos señalan nuestra responsabilidad de progenitores. |