Es un bello paisaje que me mueve a caminar bajo la lluvia, desafiando a los transeúntes que circulan con prisa, justo el día que decido bajar a la playa más íntima donde solo se escucha el ronronear del mar y el silencio final de esas olas hambrientas que lamen las arenas.
La lluvia sigue cayendo sin importarle que lugar eligiera para descansar de su nube de estío. Sueño en este bello atardecer con aquellas mariposas que ayer volaban sobre cada cresta batiendo sus alas sin cesar, deseosas de flores dulzonas. Me deje llevar por las aves inquietas que pululan en la bahía como hojas secas que caen movidas por el viento.
Es un día precioso, exuberante de grises nubes y rayos como luciérnagas, me gusta el clima que deja la lluvia cuando sus aguas recorren cada rincón de la playa.
Hoy justamente hace una eternidad que te fuiste caminando sobre la arena, dejando tu impronta bajo la lluvia. Recuerdo tu mano levantada diciéndome hasta luego mientras te perdías en la lejanía, sé, que solo fue un segundo de felicidad, un instante que murió allí mismo luego de ver tu sombra pernoctar sobre la ola madre que te trago junto a mis sueños. Recuerdo que corrí bajo la torrencial lluvia gritando tú nombre, cayendo y levantándome, buscando tú huella, deseando verte junto a los acantilados.
Luego, no sé cuándo ni quien, me arrebato de las aguas.
La lluvia persiste insistente trayendo recuerdos imborrables para no dejarme disfrutar de su belleza, hoy como siempre estás en mí, estas en mi corazón, en esta playa que fue nuestra, única.
Camino lentamente buscando recuerdos en las rocas, la lluvia se enrosca en mi cuerpo, y a lo lejos veo tu figura levantando una mano de adiós, veo tus ojos pardos, tu piel canela, tus besos en mis labios los siento latir, oprimo mis manos rasgando esa carta que encontré justamente ayer donde me explicas tu huida, no fue el mar quien te arrebato de mi vida, ahora lo sé.
Y mi cuerpo se contorsiona de dolor y pena, la traición no fue la parca disfrazada de ola. Fue esa mujer que siempre estuvo en tu vida, fue ese hijo, esa otra vida que ocultaste, ahora el tiempo y la lluvia alivia mi herida, reflotan mis recuerdos actuales. Soy feliz, tengo una familia que amo y me ama. La lluvia que es sabia no dejo de mostrarme que nada perdí...

Alessandrini María del rosario