Una puerta se empecina en rozar el piso.
Así cuesta abrirla.
Hay mujeres que son de roce
pero con ellas no hay tanta dificultad.
Y su desear es más encendido
porque levantan la soledad con cuidado.
En todo caso ellas no podrán discernir
si han sido habitadas o prestadas
si al partir han dejado su sombra
o si quedó flotando su fuego.
Algunos piensan que las estrenan
pero están escritas de antemano.
Sin cargos ni congojas
esconden su rabia al dormir
Texto agregado el 29-03-2015, y leído por 141
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Lectores Opinan
29-03-2015
Dime, estimado poeta: ¿Quién no ha llorado en silencio por las noches?Saludos. girouette-
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