Lo que más da paz al alma es el arte, en todas sus expresiones; aunque hay unos tipos que son muy artificiales como el cine, los videojuegos y las series animadas; estos son los artes más superficiales, los que más cuesta hacer, los más difíciles de realizar. Estas últimas tres clases artísticas ahora se están poniendo en los computadores; la gente tiene la posibilidad de ver películas en sus computadores, las personas ven series animadas en plataformas como YouTube, y también juegan videojuegos de PlayStation y Xbox en los ordenadores.
La gente cada vez más se vuelve más perezosa, los niveles de lectura en personas que no están estudiando en el colegio o en la universidad son muy bajos. La gente no quiere leer nada. Muy difícilmente la gente que no está estudiando lee una novela larga, de más de 200 páginas. La gente prefiere leer un cuento muy corto de 500 – 1500 palabras, en el que gaste de 5 a 15 minutos, porque la gente vive o dice vivir muy ocupada en otras actividades. Muchos prefieren escuchar una canción a leer un cuento, pues es más relajante; debido a esto la música siempre va a estar por encima de la literatura. Y entre la literatura y el dibujo artístico, para muchos es más chévere ver una pintura que leer algo, pues se gasta menos tiempo. Sin embargo, las emociones que despierta la música, no las despierta ningún otro arte.
Algunos libros de autores reconocidos están gratis en internet; lo mismo pasa con la música, se puede escuchar todo un álbum gratis en diversas plataformas cibernéticas sin necesidad de comprarlo. La gente no compra nada de arte (música, literatura, cómics). Las personas no quieren ni siquiera ir a un concierto, prefieren quedarse en sus residencias viéndolo por internet. La poesía casi no tiene razón para existir, a menos que se haga de una manera muy estructurada, pues mucha gente puede hacer versos sin mucha técnica. Por ejemplo, los sonetos míos son endecasílabos, siempre con la métrica tal como debe ser, de estilo un poco español, con rima consonante (a partir de la última letra de la décima sílaba); con un mensaje muy claro, con acentos especiales (dactílico pleno), y con incontables figuras poéticas, entre ellas, la diéresis que casi no he visto que se use.
Algunos géneros se mantienen vigentes si hay personas que los leen, como la novela, pero como los lectores cada vez son más perezosos, quizás la novela podría desaparecer, porque el género se les hace demasiado extenso a algunas personas. Tristemente poco hay para hacer en el arte en la mitad de la segunda década del siglo XXI, pues yo me cuestiono qué artistas faltan por existir. No hay nada para escribir, cantar, pintar esculpir, dibujar etc. A pesar de que suene apocalíptico para algunos, la humanidad está al borde del colapso. La gente no cree en nada y todos se dedican a vivir por inercia.
Nuestra sociedad industrializada nos está llevando a poblar el planeta desproporcionalmente, de tal manera que no se entiende en qué consiste el proceso de la reproducción, el cual es un proceso circular sin ningún objetivo. Los que sobreviven harto tienen como premio la vejez y la muerte, lo cual no es nada agradable. Las personas siempre viven peleando por las tendencias artísticas, e incluso a lo largo de la historia se han clasificado mal los géneros; por ejemplo, en la literatura; la vida es sólo horror, y no pueden haber otros géneros como comedia.
La gente no quiere trabajar, muchos trabajan exclusivamente para mantener a su familia; y también estudian para hacer dinero, no para ayudar a los demás. Las personas se aíslan y se vuelven más frías con el avance de la tecnología, pues en vez de relacionarse con las personas allá afuera en las calles, a veces prefieren conversar por internet. La gente también se aísla en su verdad porque no es capaz de analizar el problema globalmente, o por lo menos no con algo que le sirva a todos.
El arte para mí, primeramente, es un relajante para el alma, y parece ser que no va a pasar de ahí, porque la máquina de la humanidad, la de la reproducción, está demasiado cegada como para entender que esa es la salvación “legal” del ser humano. En consecuencia, la salvación de la humanidad no va a venir por medio del arte, no en definitiva, pues eso no es suficiente para que la especie reaccione y sea consciente de que debe extinguirse. El arte en lo personal, me quita un poco la angustia que me ha quitado la sociedad enferma en la que vivo; saber que puedo usar mis manos para tocar instrumentos, escribir, dibujar y demás, me hace sentir bien, pues puedo expresar mi disgusto ante el horror que es que todo se lo impongan a uno; desde nacer, hasta morir.
Es casi imposible vivir en el horror de la realidad sin suicidarse (sentido figurado), pero bajo algunas circunstancias se puede hacer. El arte no tiene por qué existir más; pero aún queda un poco más por hacer. Todos mis trabajos artísticos no me alcanzan para expresar el horror en el que vive nuestra especie, pero lucharé un poco más para que a través de ellos se pueda continuar expresando el horror de pertenecer a la especie humana. Hasta el gusto por el arte, la gente lo está perdiendo; las personas no quieren escuchar música, no quieren leer ni siquiera un cuento cortísimo, no quieren analizar una pintura, no quieren ir a cine, porque, por ejemplo, ven las películas desde sus portátiles.
El arte que más detesto es la arquitectura, el cual está intrínsecamente ligado con la ingeniería. Este arte es elemental para la continuación de nuestro género; y eso me parece inmoral, porque nadie debería apoyar la evolución del ser humano, imponiéndoles a otros el nacimiento. Hay artes que lo liberan más a uno que otros, los menos superficiales son los que más me agradan, o sea, los que puedo hacer con mis manos sin necesidad de muchas herramientas, y además me permiten expresar claramente el mensaje de la extinción. Para escribir y dibujar sólo se necesita un papel y un lápiz (o un computador), y para hacer música, una guitarra y tener la voz sana. El arte se queda corto para explicar la irracionalidad de la máquina que es el ser humano, llevada por la corriente de las creencias; estas se han encargado de nublarle la vista a las personas para que cada generación no haya sido capaz de ver la muerte.
Me asusta tremendamente ver que la gente no se expresa con el arte; no son capaces de decir todo lo que viven. Sólo son seres inertes alienados por la moda. Cuando una sociedad no reacciona, hay que desaparecerla; todos los circuitos desaparecen, los deshumanizados no deben ocupar un lugar en el mundo; hay que meterlos en una trituradora y así erradicarlos de raíz. Hay pocos medios de comunicación artística para expresar la verdad, e incluso esos pocos los quieren quitar. A mí no me agrada vender nada, y en lo posible, regalo todo lo que tengo, porque tengo una causa superior. Lo más deprimente de mi arte es la nula reacción de muchos frente a él, la imposibilidad de la gente para entender.
Hay algo que me ha aterrorizado tremendamente en lo más profundo de mis átomos; esto es la discrepancia e indiferencia de las máquinas frente a una realidad indiscutible, y la morbosidad que superponen a la razón. Esto me ha hecho reprogramarme, o al menos, lo estoy intentando, ya que no es fácil entender cómo funciona la mente de una máquina. Cuando uno se reprograma uno es consciente de que la maquinaria debe desaparecer, pero hasta siendo conscientes de la realidad, harán hasta lo imposible por continuar con el ciclo de la carnicería humana, pues su lujuria y su programación es tan grande que sobreponen el diseño de la naturaleza al sufrimiento propio y el de los demás. Todas las máquinas piensan igual, pero no comparten entre sí ni siquiera un pan; no viven en armonía pero aseguran que todo es armonía a su alrededor. Es como si les faltara un gen, el más importante, el de la comprensión del dolor; pero no todos son apáticos a la realidad, algunos sí la comprenden, a pesar de que casi nadie es capaz de realmente pensar en pro de los demás. Sólo un tipo de arte expresa esto, el que busca extinguirnos. |