Penetro agujeros de la tarde como una mosca indigente. El agua corre un poco por todas partes. Los hombres competitivos desfilan. El éter viciado refleja sus cabezas bien peinadas. Escupo lodo desde mis botas de piel, de sangre y deseo. El paladar de mi memoria lame tu cara. O perfila inequívocos tus labios, sólo por olvidar su esclavitud.
Texto agregado el 24-03-2015, y leído por 74 visitantes. (5 votos)