No. Ya no te tengo miedo. Contraté a Carlos. Te aconsejo que no vuelvas a intentarlo. Ni por asomo. Porque Carlos si que puede verte.
Lo alojé en mi mente ayer. Él vigila mis pensamientos desde la garita norte. Si te ve de llegar, bajará la barrera.
Se personó ante mí en mitad de aquella pesadilla. Ya habías conseguido hacerme temblar, y como siempre, desestabilizaste el orden que tanto esfuerzo me había costado instalar.
Carlos te redujo. No sé cómo, pero te redujo. Porque se me fue la angustia y dejé de sentirte.
Tu nombre es Miedo. Y Carlos, el vigilante sin credenciales al que pago cada día para hacerte frente.
Texto agregado el 22-03-2015, y leído por 158
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Lectores Opinan
22-03-2015
el miedo solo es malo si no sabemos enfrentarlo seroma
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