Sospecho que beatitud es un infinito matizados en recuerdos y esperanzas.

Atenderé al llamado del viento, tu voz que envejece y desaparecida la siento y al no buscarla la encuentro.
En la eternidad que une y desune solo la libertad nos basta.

Natura pura sonriente a deshora, me clava tu alegría como una aguja, Y rejuvenezco de este milagro: vida.
y me falta de ti la ternura, que me da luz, luz sin medida.
Por lo tanto te inmortalizo en mi letra: lirismo de forma e idea, tinta que pinta nuestra esencia, lo inefable.

Y al trino y al trote. La Majestad de gracias y golpe nos revive para crear a suspiro nuestra historia.

Tan querida y tan tenaz, dulce consuelo, prestar una mano para levantar del suelo nuestra alma de turbulentos complejos.

Ignoro que una vida nos baste, que el girasol de sentimiento nos alcance (para darte) y en lo fugases laberintos que nos encaja el amor y el vivir entre mutuos canales, allí nos encontramos, nos unen, efluvios que al chocar crean estrellas y sueños de poesía.