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EL CANIBAL

La carne humana le gustaba muchísimo y no era un capricho momentáneo, desde muy pequeño le había entusiasmado por lo que ahora a sus treinta y pico de años estaba seguro que ya no seria capaz de quitarse esa afición que él llamaba “el arte del buen comer” aunque nadie le comprendiera e incluso incomprensiblemente les pareciera abominable.

Y no lo entendía, argumentándose que muchos animales se comían entre ellos y se consideraba no solo natural sino hasta lógico, “y nosotros ¿no somos animales?”, pensaba, “pues eso”, aunque lógicamente no se atrevía a comentar sus reflexiones con nadie.

En varias ocasiones había intentado cambiar de hábitos y tratar de acostumbrase a otras carnes, pero le fue imposible, el cerdo le resultaba extremadamente grasiento, la ternera insípida, el cordero muy fuerte de sabor y el pollo soso y aburrido.

Incluso tuvo una época en que para evitar males mayores se aprovisionaba en un cementerio cercano, y aunque siempre se llevaba los cadáveres mas recientes y frescos, le resultaban muy correosos y poco jugosos, tampoco era la solución.

No conseguía encontrar nada semejante al placer que le producían unas costillas a la plancha que hubieran pertenecido a un hombre joven que frecuentara el gimnasio, “que sabor que maravilla de carne, sin nada de ternilla ni grasa”, pensaba, o unos filetitos de trasero que en este caso prefería procedieran de una jovencita y que según él “era lo mas tierno y sabroso que se podía encontrar” y bueno si hablamos de vísceras, decía “que no había nada mas suculento que un hígado recién extraído, aun sangrante y a ser posible de una persona madura, que era el mas sabroso”, y que preparaba encebollado, por no mentar los batidos de sangre que hacia agregándoles una gotita de ginebra “premiun” sobre todo si tenia suerte y la sangre era 0 RH+.

Le parecía imposible que el resto de los mortales persiguiera a los que como él degustaban estos manjares y consideraba seriamente que era un ataque a su libertad, que era antidemocrático y profundamente injusto que no se tuviera en cuenta las fatigas que él tenia que pasar para conseguirlos, aunque cautamente se guardaba para si estos pensamientos.

Y le daba muchas veces ganas de decirles “Pero bueno, ¿Sabéis el esfuerzo que tengo que realizar para conseguir esta carne?, cada vez que veo que la nevera esta vacía, me entra un sudor frío pensando que tengo que reponer producto“, y seguía pensando que les diría “No tenéis ni idea ¿Creéis que es agradable llenarse de sangre, arrastrar el cuerpo hasta casa, despiezarle y luego tener que limpiar las herramientas y dejarlas de nuevo preparadas y mucho menos para mi que no soy nada violento”

Para ser honestos con él, había que reconocer que en algún momento pensó buscar algún medio que no le obligara a tener que andar una noche si y otra también acechando piezas en la sombra y que por si fuera poco casi nunca conseguía tener el resultado que pretendía, si un día lo que le apetecía era un quinceañero para asar que no tuviera mucha grasa, se tenia que contentar con un viejo seco y duro y si otro lo que buscaba era algún gordito o gordita para hacerlos rellenos, solo encontraba escuálidos y delgaduchos, en fin una lata.

La posible solución que durante un tiempo acaricio, era trasladarse al campo y poner una granja, en la que a su gusto tendría la carne fresca que necesitaba para su consumo sin tener que salir a buscarla, empezaría con niños pequeñitos a los que iría criando en un rebaño y los iría consumiendo según sus necesidades, “era una solución practica y limpia”, pensaba, “incluso incluiré en sus comidas tomillo y salvia para mejorar el gusto en plan, delicatessen”, pero abandono la idea, sospechaba que no seria tampoco comprendida.

Con lo fácil que hubiera sido su vida si como hacia todo el mundo, hubiera podido ir a un supermercado y decir, “Por favor me llevo la pierna de esa rubita que tienes ahí colgada, pero deshuesada, o bien dame tres kilos de carne picada de la espalda del pelirrojo que tienes ya empezado, que voy a hacer albóndigas, hubiera sido ideal, pero no, él ese veía obligado a buscarse la vida por callejas inmundas en busca del sustento, como un pordiosero cualquiera, como un marginado, era injusto
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“Perfecto, perfecto” le dijo Hernando, el productor de la futura película a Luis el creador de este guión, “me parece muy acertado, habrá que retocarle un poco y desarrollar algunas partes mas e incluir quizá, algo mas sexo, pero por lo demás es ideal, será un éxito de taquilla, ah¡ y le cambiaremos el titulo mejor, el caníbal incomprendido “

Fernando Mateo
Marzo 2015

Texto agregado el 21-03-2015, y leído por 224 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
22-03-2015 un buen ejercicio de imaginación ! riosdevino
22-03-2015 Profundo tema es el que tocas y con una exquisita sutileza. Me gusto mucho amigo mio. Felicitaciones. 5* dfabro
 
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