Inicio / Cuenteros Locales / CJVR / Una propuesta
El chico se acercó al pasillo. Se asomó para asegurarse que era seguro. Buscó con la mirada y la encontró. Encontró a la chica que buscaba. Estaba sentada, leyendo algo. Miró el reloj. Faltaban cinco minutos para que se oyera la campana. Esta era su oportunidad. Si no lo hacía hoy tendría que esperar hasta el lunes, y ya no podía seguir esperando. Tenía que decírselo. Había esperado mucho, demasiado. Quiso hacerlo ayer, pero le faltó valor. No es fácil hablar con las mujeres, sobre todo con temas tan importantes como este. Se acercó despacio, procurando que la chica no lo viera. Pero no logró su objetivo porque la chica apartó la vista de lo que leía y lo miró a él. Suspiró. Las cosas no salían como el esperaba. La chica lo observó de pies a cabeza. Después volvió a mirar lo que leía. El guardaba silencio.
-¿Tienes algo que decirme? –preguntó la mujer.
-Sí –dijo asintiendo con la cabeza. La mujer lo volvió a mirar.
-¿Y bien?
Chocaba las rodillas ansiosamente. Quería articular las palabras pero, cada vez que quería hacerlo su lengua se congelaba. Volvió a mirar el reloj. Ya solo faltaba un minuto antes de la campana. Es ahora o nunca.
-“Vamos –dijo en su mente-, tú puedes hacerlo. Algún día se lo ibas a decir, ¡y ese día es hoy!”.
-Sigo esperando –dijo un poco impaciente la chica.
-Está bien. Yo… soy un hombre. Hay algo importante que quiero decirte, y espero que no afecte nuestra relación.
La chica cerró lo que leía y lo miró directo a los ojos. Estaba asustado. Un sudor más frío que el hielo corría por su frente.
-¿De qué se trata?
-Bueno… -“vamos, solo dilo”-. Y lo soltó. La chica esbozó una pequeña sonrisa.
-Creí que nunca me lo pedirías –dijo.
-¿En serio?
-Si.
-¿Significa que…?
-Si.
El chico saltó de alegría y la abrazó. La chica se levantó y metió su mano en el bolsillo. Le dio algo al chico. Era una moneda de un dólar.. El chico casi llora. Oyó la campana. Le dio un beso a la chica en la mejilla y se fue. Había sido una misión casi imposible, pero valió la pena. Había salido victorioso. Detuvo al heladero que sonaba su campana y se compró un rico helado de chocolate. Mientras se lo comía pensó en lo difícil que había sido pronunciar aquellas palabras que, sin embargo, no requerían mucha lógica. Pero ahora ya tenía experiencia, y la próxima vez que quisiera hacer lo mismo no le costaría tanto preguntar: “mami, ¿me puedes dar dinero para comprarme un helado por favor?”.
FIN |
Texto agregado el 20-03-2015, y leído por 180
visitantes. (3 votos)
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Lectores Opinan |
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31-07-2015 |
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jajaja pense que le pediría otra cosa diferente, que fuera su novia, pero entonces la chica era la mamá. 5* bishujoo |
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21-03-2015 |
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Bien contado, bien llevado hasta el final, me gusto FERMAT |
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21-03-2015 |
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Como ofrenda al conspicuo riosdevino, alias Luis Solovino, hoy os dejo 5 estrellas a todos. Ya no tomo dolzipem, hay jubileo en mi sesera. Agasajo vuestro eminente escrito. elvengador |
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21-03-2015 |
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Me agradó leerlo. sagitarion |
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