HOLOCAUSTO
El traidor ataque sorprendió dolorosamente a la pacifica población, que hasta el momento había vivido feliz y confiada y que no podía imaginarse que aquella mañana seria la ultima de su vida.
Era un precioso día de primavera, en el que todo parecía tranquilo, las flores llenaban los jardines, la temperatura era ideal y aun más agradable gracias a la ligera brisa que soplaba, en definitiva todo era tranquilidad y normalidad en aquella pacifica comunidad, laboriosa como la que mas y dedicada como todos los días a sus trabajos que desarrollaban con extremada eficacia.
Se trataba de una pacifica población nada violenta a la que no se le conocía ninguna actividad política y ninguna postura critica hacia ninguna forma de entender la vida, vivían en su mundo sin preocuparse de los demás, razón por lo que fue difícil comprender el porque del horroroso holocausto al que fueron sometidos.
Seria el mediodía de aquel nefasto día, cuando sin previo aviso, les llego la primera oleada de destrucción, un bombardeo devastador que sufrieron sin piedad y con algo aun más terrible que si hubieran sido bombas de racimo, se trato de un ataque químico, el modo más vil y horrible que se podía dar.
Por lo inesperado del ataque, les fue imposible buscar refugio y antes de que se dieran cuenta de lo que ocurría, se encontraron inmersos en la atmosfera del destructor producto al que a los mas afortunados les provoco una inmediata asfixia y a los que para su desgracia eran mas resistentes el ver antes de morir con horribles dolores como sus miembros eran corroídos, calcinados y prácticamente desprendidos de su cuerpos.
Fue una masacre espantosa, a los pocos momentos de finalizar el bombardeo solo se veían cuerpos moribundos por todas partes, gritos desgarradores por doquier, carreras alocadas de los que no habían caído hacia no se sabia donde y cuerpos requemados, retorcidos y deformados, un panorama dantesco.
Y lo peor aun no había llegado, pues cuando los pocos supervivientes trataban de ayudar a los moribundos, cuando buscaban a sus seres queridos o corrían alocadamente sin control buscando un refugio imposible, llego la segunda oleada, el segundo bombardeo.
Que fue mucho más virulento que el primero, mas largo, más intenso, mas destructor aun y que no dejo ningún resquicio ni ningún individuo, al que no le llegara el terrorífico producto que destruía y quemaba y que finalmente asolo a la población.
Después de esto, se acabo todo, la devastación había sido total, el holocausto se había confirmado, no había quedado ni un piojo vivo en la cabecita de aquella niña que en su egoísmo y en el de su madre, no se pararon a considerar o en todo caso no les importo realizar tan horrorosa masacre con aquel aerosol.
Fernando Mateo
Marzo 2015
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