El sonido de la berrea resuena en sus oídos, ha pasado el día haciendo fotos a una manada de ciervos. Su revista le encargó un reportaje y eso que pensó que sería un rollo le tiene totalmente embrujado.
Estamos a finales de septiembre y el monte está bañado por este sonido que no para de oír incluso en el silencio de la noche.
Está cansado, muerto de sueño pero no se puede dormir, todo el día en medio de esa batalla carnal le tiene de aquella manera.
Suena el teléfono.
_ Hola Luz, mi amor. Que bien que hayas llamado, justo iba yo a hacerlo pero no quería despertarte.
_ Eso me ha pasado a mí. No dejo de pensar en lo solito que debes estár ahí en mitad de los ciervos.
_ Jo, cómo son, no veas como está el ambiente.
_ ¿Hay ya un vencedor? ¿Un poseedor de harén?
_ Parece que si. Hoy un ciervo joven y en plenas facultades a vencido al que hasta ahora era el jefe. Ha sido una batalla bestial. El pobre ciervo a quedado con la cornamenta partida y una pata rota. Creo que ha sido herido de muerte por que han aparecido los buitres y...
_ Calla ya me lo imagino, ¿cómo te sientes?
_ Bien, es la ley del más fuerte. El que tenga mejor ADN tiene que quedarse con las hembras; por lo demás tengo unas ganas de agarrarte...
_ Si, pero eso no es nuevo.
_ No creas, se ha despertado el macho bruto que hay en mi..
_ El macho, ¡uf que miedo!
_ Estoy descolocado no creas. Todo el día en medio de la berrea, de ese sonido tan visceral, tan ancestral y primitivo me ha revolucionado por dentro, ahora mismo no se de que sería capaz.
_¿ Cuando vuelves?
_ Mañana mismo. Esto ya ha terminado. Tengo unas fotos estupendas. la berrea, la lucha, la amplitud del monte.
_ Bien, estoy deseando verte y descubrir a ese macho tuyo recién nacido.
_ Prepárate, voy a ir al abordaje.
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