Y LE LLEGO EL FINAL
Sin duda había nacido para escribir, tenia esa cualidad que no sabia
si era hereditaria o genética pues no había conocido a sus padres.
Pero la verdad es que lo suyo era la escritura, podía estar horas y horas llenando folios con palabras, números o lo que fuera sin ninguna preferencia, le daba lo mismo que se tratara de informes profesionales, poesías, novelas o cualquier otro tipo de escrito, todo se le daba bien y lo mejor es que nunca, nunca se cansaba, a veces se percataba de que había estado todo un día escribiendo sin notar ni la mas minima flaqueza y sin cometer ni el mas mínimo error, y es que era una realidad que había nacido para ese trabajo, escribir.
Se sentía muy feliz e inmodestamente se consideraba un verdadero fenómeno, ya que además de estar seguro de que lo hacia muy bien, pensaba que tenia el futuro asegurado, una habilidad como la suya siempre seria muy apreciada tanto en el ámbito social como en el profesional.
Y no había final de jornada, que al repasar los escritos que había realizado, con orgullo pensara. “que bien hecho, que renglones mas bien alineados, ninguna frase me ha quedado incompleta, ninguna palabra esta borrosa y ninguna letra equivocada, soy un “crack” “
Hasta que una tarde, ya casi empezando el crepúsculo, cometió el primer fallo de su vida, estaba redactando una sencilla carta, cuando vio con sorpresa que la ultima palabra estaba incompleta, le faltaban dos letras del final, “que extraño” pensó, “debía estar distraído, es raro en mi”, así que la corrigió y no le dio mas importancia, hasta que casi al momento volvió a cometer un fallo similar, esta vez fueron dos palabras las que no llego a escribir completamente. “pero que me pasa, es la primera vez en mi vida que esto me ocurre, debo estar fatigado, y es que hoy he trabajado mucho, lo dejo” y dejo a medias la carta, con la idea de terminarla al día siguiente, en que pensó que seguro estaría mas en forma.
Y continuo al día siguiente, aunque ante su asombro ya no se trato esta vez de fallos puntuales, su escrito se torno incoherente, entrecortado, con palabras inacabadas o inexistentes, no era posible su lectura.
Pero para su desgracia, esta vez no le dio tiempo ni a pensar que le pasaba, pues fue arrojado bruscamente a una papelera, y es que se le había acabado la tinta y eso era lo peor que a un BOLIGRAFO le podía pasar, había llegado su fin, tuvo una vida brillante aunque no fue tan larga como él pensaba.
Y como todo sigue, enseguida fue sustituido por otro muy parecido tan eficaz y seguro por el momento, como él había sido.
Fernando Mateo
Marzo 2105
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