-"Maricón de mierda. Eres como tu padre , un auténtico marica". Y al día siguiente: "Yo me follo a tu. hermana, que es igual de puta que tu madre, bastardo de mierda".
Observábamos que nuestro hijo no estaba pasando buenos momentos pues se pasaba el día en la cama y empezó a suspender asignaturas. Solo al cabo de un año nos hizo sabedores de su particular infierno, que tenía especial desarrollo a través de internet.De inmediato lo pusimos en conocimiento de la directiva del centro.«Son muy buenos alumnos , de brillante expediente, e hijos de muy buenas familias de la ciudad»- fueron las palabras de la Jefe de Estudios.Al hacer oídos sordos a nuestra denuncia, decidimos cambiar a nuestro hijo de centro pues el acoso continuaba a diario.Tuvo que tener atención continuada por un psicólogo. Finalmente, tuvo que interrumpir los estudios pues el imsomnio le hacía imposible la concentración.
-Alucinante- dije yo ante tan sórdido relato.
-Como no recibimos respuesta del colegio ni de los padres de los vándalos, decidimos poner una denuncia y recurrimos a la vía judicial- continuaba el relato de la madre que no podía evitar gruesos lagrimones que le resbalaban por las mejillas.
-Debió de ser una experiencia de pesadilla- me solidaricé yo.
-Se me empezaron a caer piezas dentales por el estrés- dijo mientras seguía enjugándose las lágrimas.
-La impunidad es lo peor-dije yo.
-Después de dos años se ha celebrado el juicio. Nos han dado tres mil euros por los daños ocasionados. Nosotros llevábamos gastado nueve mil en atención psicológica y gastos judiciales. Pero tuvimos que aceptar esa cantidad pues los padres de los implicados decían que buscábamos lucrarnos. El abogado nos aconsejó que aceptáramos los tres mil y diéramos por zanjado el asunto.
-¿Y cómo está tu hijo hoy?-inquirí.
-Después de tres años vuelve a ser él. Está mucho mejor y nosotros estamos muy satisfechos por la mejoría.
-¡Cuánto lamento todo lo que os ha pasado! Parece increíble que pasen esas cosas en los albores del siglo veintiuno.
-Sí, increíble- me dijo.Bueno tengo que dejarte. Otro cliente acaba de llegar.
-Si en algo puedo ayudarte...-le dije antes de despedirme.
-Gracias. Lo tendré en cuenta. Adiós.