Inicio / Cuenteros Locales / La_columna / Postales del Egoísmo (En un viernes absolutamente propio) –Por El_Galo
Las meditaciones que despegan de la cotidianeidad permiten visualizar, en muchos de los casos, a aquellas particularidades que distinguen al engranaje que forja toda relación interpersonal. Basta asistir a la típica cena familiar de Navidad o girar la cabeza en nuestro lugar de trabajo para comprobar cuán detectables son las características que hoy nos definen.
Tales síntomas -testimonios de un período marcado por la regresión- generalmente pueden reducirse a esa sencilla premisa que reza “cada cual tiene que cuidar lo suyo”. Y se configuran en postulados y movimientos que, casi sin excepción, responden a una metodología precisa: acotar la pasión y clausurar la entrega.
Baluartes de toda grandeza humana, dichas bondades son minimizadas y desterradas mediante actitudes que responden a un objetivo claro: disminuir las pérdidas y acrecentar los beneficios. Así, cual estrategia de marketing digna de una corporación multinacional, todo puede verse resumido a consideraciones de tipo cuantitativas. Llámese ocupación, sentimiento amoroso o sencillamente gesta diaria, resulta fácil señalar hoy la pugna que muchos cuerpos sostienen con el fin de alcanzar la autosuficiencia; eliminar el riesgo que implica poner en juego nuestra humanidad brindándole un beneficio desinteresado a un semejante... De este modo, la ausencia de todo compromiso se manifiesta como una preocupante epidemia en paulatino progreso.
Un crítico abordaje de espectros que incluyan, por ejemplo, a la cotidiana relación de trabajo o al íntimo placer genital, permitiría dar cuenta de lo complicado que en la actualidad resulta el hallar ejemplos concretos donde la pasión se desnude con naturalidad, sin cálculos o temores, o el concepto de entrega se muestre elevado como un digno estandarte de tránsito existencial.
¿A qué responde este malestar? Probablemente a sucesos que, efectivos, nos han enseñado -de manera errónea- a preservarnos. Día a día aprendemos aquellos trucos que conforman a la mezquindad. Así, mañana podremos, con seguridad, dominar mejor los alcances de la especulación. La pregunta a responder sería: ¿Qué nos salva de un orden donde el principal combustible a quemar no es otro que el hombre por el hombre? Quizás el faro a respetar lleve las iniciales del arte en su luminosa naturaleza, tal como muchos lo han señalado a lo largo de los siglos. Tal vez otra opción sea el amor...
Arte y amor: elementos ininteligibles para todo hombre consciente de su condición. Quizás reste agregar a la muerte como último gran misterio dueño de toda respuesta inesperada. El mundo gira y, paradójicamente, todo imaginario respecto a la felicidad parece aún materializarse en gran parte de estos enigmas. Mientras tanto, hay que sobrevivir. Lamentablemente para muchos, matando la pasión y violando, cada mañana y cada noche, a esa mujer de pechos tibios llamada entrega: el camino del cobarde siempre es el menos escarpado.
Pero siempre vale recordar algo: las respuestas se encuentran al alcance de la mano. Sólo hay que vencer el temor al agua fría, a la desnudez observada. Después de todo, la piel nació para ser compartida. Nació para ser un sueño habitado por miles de espíritus que siempre buscan lo mismo: no sentirse solos. No saberse únicos e individuales en un mundo que surgió con el destino de ser aprendizaje, interacción y convivencia. Esto, más allá de toda barrera histórica o social, es algo que nunca debe olvidarse...
Patricio Eleisegui
El_Galo
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Texto agregado el 03-09-2004, y leído por 688
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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08-09-2004 |
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Agradable, muy agradable de leer y compartir, al fin y al cabo las cosas son así, no esta mal al menos darse cuenta. Saludos. Nomecreona |
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05-09-2004 |
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Tu columna es excelente Patricio, aunque lamento decirte que el egoísmo es casi imposible de vencer, cuando estamos con alguien por ejemplo no adoramos al otro sino a eso que somos cuando estamos con el otro. Hay cosas que, lamentablemente, son "incambiables", están en nosotros aferradas en lo más profundo, como la risa, la tristeza, una mano, un ojo, en fin, acaso pensar sobre ello ayude. Un beso enorme. Nota para Jeckill: No es egoísmo escribir como a uno se le canta, es libertad. MCavalieri |
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05-09-2004 |
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"¿Para qué tanta palabra rebuscada, frase hermética y filosofía barata?"
Sabia pregunta, quizá sólo respondible con la máxima socrática...o tal vez con el otro ingrediente que combinado provoca ese sabor tan particular que dejan las cosas agridulces...Sí, es cierto que el almíbar debe ser ingerido en pequeñas dosis, aunque por otro lado, tambien el agrio debe ser sutilmente dosificado, pues la rociada pura del jugo de kaki verde, además de corroer las papilas gustativas, inflamar esófagos, provoca erupciones volcánicas desde el estómago. Y termina sufriendo las consecuencias quien no sabe utilizarlo como tan noble ingrediente merece...
Mis cordiales saludos, señor retórico. albertoccarles |
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03-09-2004 |
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Ah, pero no había leído los comentarios de abajo. Aplica lo mismo. jeckill |
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03-09-2004 |
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Habklando de egoísmos ¿no te parece que lo eres con la SIMPLEZA que deben tener estos escritos de opinión? ¿Para qué tanta palabra rebuscada, frase hermética y filosofía barata? jeckill |
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