Ensayó esa, su última jugada.
Sonrió, predilecto del universo,
apagó la sequía de su faringe
con un brebaje de venganza.
Se dio la innecesaria respuesta
a la falsedad de sus preguntas,
y con el pasado, todo incluido,
decidió archivar los desamores.
Después… vivió en plenitud.
Texto agregado el 10-03-2015, y leído por 213
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