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Todo pasó tan rápido
Como un parpadeo.
No tuve tiempo para pensar,
¡Era morir o actuar!
Yo caminaba por la calle,
Tranquilo como cualquiera.
En eso apareció un tipo,
Mirándome desde la otra acera.
Me encogí de hombros,
Nada podía hacer.
Mi condena estaba dada,
No la podía detener.
El me hizo una seña
Para que me detuviera.
Y yo de muy mandado
Me detuve en la acera.
Se acercó a mí
Con un tono animado.
Me dijo: “Hola amigo,
¿Cómo usted ha estado?”
En el juicio hubo personas
Que distorsionaron la realidad.
Dijeron muchas mentiras,
Ocultaron la verdad.
Cuando yo iba a responder
Sacó una navaja del bolsillo.
“El celular y la cartera
O lo mato” me dijo.
Yo me opuse de inmediato,
No pensaba darle nada.
“Si quieres mi dinero…
¡Tendrás que matarme primero!”
Mi defensa fue un desastre,
No sabía nada del tema.
Solo dijo unas cuantas palabras
Y me sonrojé de la pena.
Me dio un golpe en el rostro
Y caí inmediatamente al suelo.
Se abalanzó sobre mí con su navaja.
Quería apuñalarme en la cara.
Yo le respondí con un golpe.
Le di directo en la cara.
Se descuidó unos segundos
Y le tiré la navaja.
Todos estaban en mi contra,
Todos querían verme morir.
Querían ver rodar mi cabeza
Y que dejara de existir.
El se enfureció grandemente
Y su mano un puño formó.
Una lluvia de golpes caía
Sobre mi cuerpo inocente.
Trató de coger la navaja
Pero no se lo permití.
Un agudo grito se oyó
Cuando su brazo mordí.
El jurado discutía,
No se ponía de acuerdo.
Y yo solo esperaba
Que la justicia triunfara.
Logré quitármelo de encima
Y la navaja recogí.
Lo tiré contra le piso.
Ya era hora de ponerle fin.
Me abalancé sobre él
Y la navaja elevé.
Por la adrenalina del momento
Muchas veces lo apuñalé.
Por fin asintieron con la cabeza
Y no se puso en pie.
Mi sentencia estaba hecha,
Y ya nada podía hacer.
Me levanté lentamente.
La navaja al suelo tiré.
Respiraba agitado
Tratando de entender.
Por fin reconocí lo que había hecho.
No lo podía creer.
Yo jamás haría eso,
¿Qué me pudo suceder?
Puse mis manos en mi rostro
Y como un niño lloré.
El jurado dictó pena de muerte.
Se desvaneció mi ser.
Buscaba una respuesta
Y por fin la encontré:
La adrenalina del momento,
Por ella lo apuñalé.
Empezó a entrarme miedo
Pero me tranquilicé.
Era una cosa de vida o muerte:
“El perdió y yo gané”.
Esposaron mis manos
Y me sacaron del lugar.
A la espera de mi muerte,
A un lugar de soledad.
FIN |
Texto agregado el 10-03-2015, y leído por 134
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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10-03-2015 |
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Una historia de tantas que se dan en la vida real, tal vez contada en prosa se leería mejor. En fin, un caso de legitima defensa por injusticia se convierte en drama de muerte. Saludos. sagitarion |
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