Considerándome más extenso que vago: un excluido de todos los trabajos (no por vocación propia sino por afán de los otros expropiatorio), me propongo, en un alarde de generosidad, hacer una serie de recomendaciones aprovechando esta experiencia mía, maestría y magistratura en ociosidad. Porque de todo se saca enseñanza y ninguna faceta humana es desdeñable.
Hay preguntas que difícilmente respondo: por qué las religiones tiran en política hacia el conservadurismo. Creo que tengo la respuesta: viene en el plan de dios el asunto. Claro- se me dirá- tal aserto se basa en la previa admisión de dios sumo hacedor e inteligencia viva.
Y efectivamente, parece que así vienen las cosas dadas, lo cual no significa que tengamos que quedarnos de brazos cruzados sin poner al asunto mayor objeción y con conformidad absoluta.
De entrada, lo de la inteligencia viva parece más una consecuencia que una causa en la bastedad del universo.
Se nutren las iglesias que hay y han sido de gente adiposa. No es que me quiera yo ahora meter con el clero. Pero en general vienen ya de fábrica los clérigos con su genética barrigona. Cómo va a ser extraño en consecuencia que sean amigos de los pocos cambios y sí del apacible remanso que proporciona el status.
Entonces, lo que uno viene a decir, que hay o existe una deriva, pero también una, creo que saludable, tendencia rebelde hacia el cambio.
(En definitiva, y en conclusión, que la respuesta a todas las preguntas pasa por no amedrentar en exceso a la gente que luego salen personajes disconformes que nos rompen los esquemas en los que se configura nuestra pequeña seguridad que tenemos en el mundo.) Ah, y hay que matarlos.