HIPOCRESÍA
La hipocresía es el modo de vida de muchos, manifestación subliminal de la mentira, el engaño y la simulación. Es una parte del lado oscuro de la condición humana, que condición al fin, requiere del candor de los demás para subsistir. La hipocresía es un arma letal que no mata pero hiere profundamente la dignidad de quienes son objeto de ella, porque el hipócrita se burla de sus víctimas al manipularlas a su antojo convirtiéndolas en comparsa de su carnaval obsceno y grotesco en el cual se debaten como forma de vida. Para el hipócrita, la hipocresía no tiene fecha de vencimiento ni límite alguno, construyen su mundo de caramelo a expensas de los seres de buena fe quienes se dejan llevar por el hipnótico encanto de sus mentiras o medias verdades.
En los hipócritas la mayoría de sus sentimientos son fingidos o disfrazados para dar una buena impresión u ostentar sus virtudes en lo general simuladas. Sus decires son cuasi sermones, verborrea de púlpito decimonónico dirigido a los demás por sus errores que ellos proclaman sin ningún recato como pecados capitales, sin fijarse en los propios. El o la hipócrita se expresa casi siempre con un lenguaje edulcorado, empalagoso y lo más nefasto, condescendiente, con el cual sorprende al interlocutor y lo hace “bajar la guardia”, es común en los hipócritas expresiones para con los adultos de este tono: “mi niño” o “mi niña” y con los de recién trato: “amigo/a del alma”. Los hipócritas suelen agruparse para realizar sus fechorías conductuales, Julio Cortázar describe de manera deliciosa un ejemplo de ello en su cuento “Conducta en los velorios”
Los hipócritas tienen su especial concepto de la decencia sustentado en una doble moral, se ostentan con máscaras como los actores del teatro griego, ríen de los demás, jajajaj, con ese retintín que no oculta el sarcasmo hiriente o la burla descarada. Ahh, pero no se les toque porque surge el otro extremo de la máscara, el lloriqueo insufrible para ganarse al público y victimizarse inmolándose en acusaciones soterradas y denuestos tras bambalinas contra el supuesto agresor/a.
El hipócrita lo es hasta consigo mismo. Cuando tienen la oportunidad de mostrar sus datos de vida generalmente lo omiten o visten su biografía de oropel, son buenos, candorosos, inteligentes y con muchos atributos más. Pero es fácil reconocerlos, suelen olvidarse del efecto boomerang y terminan siempre declarándose enemigos de la hipocresía… ¡Hipócritas!
El único vicio que no puede perdonarse es la hipocresía. “El arrepentimiento del hipócrita es de por sí una hipocresía”, lo ha dicho “William Hazlitt, me parece que lleva razón. La hipocresía es hermanastra de la mentira y prima hermana del cinismo, porque a decir de Ralph Waldo Emerson, Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía y ¿Qué es un cínico?, Un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada. (Oscar Wilde) entonces se puede afirmar con Mason Cooley que la hipocresía es la parte externa del cinismo.
Y para no caer en tal, justo es apuntar aquí lo siguiente: Es indudable, todos hemos sido hipócritas en varias ocasiones, por el motivo que haya sido, ¡lo fuimos! Y lo volveremos a hacer, la convivencia social se puede decir, nos obliga, pero ello no nos convierte en hipócritas consuetudinarios, no somos como el Tartufo de Molière, ni el Don Juan, personaje de la obra Dom Juan ou le Festin de Pierre, del mismo autor, tampoco como Marta la piadosa de Tirso de Molina, ni mucho menos como otros y otras que deambulan campantes por la comarca anunciando el fin del mundo con el tridente del diablo en ristre. Debemos por tanto asumirnos como simples mortales quienes al estar en el equilibrio entre la sinceridad que pudiera ser considerada como cinismo y la hipocresía, optamos por la mentira piadosa la expresión más burda de la hipocresía.
¡Cuidado amadísimos lectores!, la hipocresía nada bueno deja, antes de ser hipócritas recuerden la Sexta fosa del octavo círculo que describió Dante en La Divina Comedia, donde los hipócritas soportan capas de plomo dorado.
¡Alerta mis bien amados!, ya lo dijo Edgar Allan Poe: “Cree solo en la mitad de lo que veas y en nada de lo que escuches”. ¡Estoy con él! y agrego para concluir: ¡Porque somos muchos los hipócritas en derredor!
|