Entre la diversidad de tipos de vida que se pueden observar a través de la perspectiva del hombre, refiriéndose a especies y en general sistemas biológicos, desde las especies superiores, en las que esta incluido el mismo hombre, hasta los microorganismos, es posible aunque no probable que cada especie tenga «conciencia» de su propia existencia y quizás de algunas otras inmediatas en espacio) a sí misma, pero la posibilidad de que una molécula de clorofila, en el caso de que tuviera conciencia de su propia existencia, tenga conciencia de que forma parte del proceso de fotosíntesis en la hoja de un árbol que está en un bosque en sur América, en el planeta tierra es absolutamente remota, como tampoco tendría conciencia de lo que ocurre en el interior del núcleo de uno de los átomos que la componen.
El hombre tiene el privilegio de conocer simultáneamente dos sistemas diferentes, idénticos en su mecánica, pero aparentemente irreconciliables entre sí, como son el sistema astronómico universal y el sistema atómico, aunque el uno este contenido en el otro, desconsiderando que nuestros sistemas astronómicos podrían ser simples sistemas atómicos de otra macro vida, de la cual nuestro sistema solar solo fuera un átomo que forma parte de una molécula de clorofila que facilita que algo de su naturaleza sea verde y a su vez un sistema atómico nuestro ser parte de un micro mundo que contenga en cualquiera de sus elementos, como en un neutrón por ejemplo, un mundo con mares, montañas, ríos y unos micro hombres que tengan conciencia de su propia existencia y que cuando miran su cielo en la noche, solo pueden ver un obscuro universo, infinito para ellos, pero incapaces por completo de tener conciencia que ese universo que ven en las noches, no sea más que una fugaz reacción química que se produce en una molécula que esta participando en el proceso de fotosíntesis de un árbol de un inexistente para ellos macro mundo, atando en un sofisma los interrogantes de espacio tiempo entre lo muy grande y lo muy pequeño en mundos contenidos recíprocos en los que lo muy pequeño este contenido en lo muy grande, pero al mismo tiempo lo muy grande este contenido en lo muy pequeño, ya que la diferencia entre estos dos mundos no sea más que de espacio, si se pudiera viajar en él sin que interviniera el tiempo, como podría ser con un microscopio o con un telescopio en el que ver lo que ocurre en una cercamiento, fuera equivalente a estar allí, como otra forma de realidad.
Esto resulta muy difícil no solo de entender sino también de asimilar, dada la limitación de conocimiento que posee el genero humano pero sobretodo la incapacidad para abstraer conceptos que se salen de su mundo cotidiano.
Se mencionaba el privilegio que representa para el hombre ser testigo simultáneamente de la manifestación de dos universos diferentes, pero para tratar de comprender la aparente contradicción de los mundos contenidos recíprocos, intentemos hacer un ejercicio.
Si en una hipótesis, el genero humano hubiera sido por un capricho de Dios, carente del sentido de la vista, con esa carencia se hubiera desarrollado en un mundo cotidiano, adaptado a su realidad y con la capacidad de entender su entorno en la medida en que se lo permitirían sus cuatro sentidos. No sabría lo que es la luz ni lo que es la ceguera. Tampoco sabría lo que es el firmamento ni una noche estrellada ni podría entender el concepto de lo que es el universo. Le habría resultado poco menos que imposible intuir que la materia de los objetos que lo rodeaban en su vida cotidiana, estaba constituida por moléculas que a su vez estaban compuestas por átomos. No seria difícil que con esa limitación hoy en pleno siglo XXI siguiera pensando que su planeta es plano. Manteniendo esa perspectiva, si en un momento de su historia surgiera un hombre ciego con tal capacidad de intuición que pudiera deducir que el mundo no es plano porque por mas que camine y camine nunca llega al abismo donde se termina y que por ende debería ser esférico y de tal deducción concluyera que el lugar donde habita debería estar flotando en un espacio que compartiera con otros cuerpos esféricos similares y que si existiera alguna forma física de palparlo se lo podría comprobar a los demás cohabitantes de su planeta. La falta del sentido de la vista, limitaría a ese genero humano invidente para entender algo que para cualquiera con los cinco sentidos es evidente. Cabria entonces la pregunta, cuál seria el grado de dificultad para esa especie de entender los fenómenos físicos que mueven un sistema astronómico universal tratados de explicar por otro ciego que los intuyó? Probablemente muy elevado, quizás similar al que nos cuesta a nosotros entender el concepto de mundos astronómicos contenidos en mundos atómicos que seguramente se podrían entender con gran facilidad si se dispusiera de un sexto o séptimo sentido con los que el genero humano aún no cuenta.