Ser escritor es fácil, pero publicar en “Edición de autor” es hacerse pendejo
Terryloki
Tengo un amigo, en mi ciudad, que es de los pocos que se declara escritor y ha publicado varios libros, además es miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Él, además tiene un taller literario y ha dado clases de literatura. Guardo su identidad, pues una de sus virtudes es la humildad.
Con frecuencia mi amigo es abordado: “Oiga, usted que ya ha publicado varios libros, ¿me podría decir cómo le puedo hacer? Es que yo escribí un libro de poesías y quiero publicarlo.”
Por la índole de su trabajo esa solicitud le llega con mucha frecuencia y con pocas variaciones; tal vez la variación más común es que no es un libro de poesía, sino de cuentos, o “es que yo tuve un tío que era muy pintoresco y en mi libro narro su vida…”, o es que “yo viví una serie de aventuras cuando estuve en Europa” o “es que hice un viaje” o por muchos diversos “es que…” más.
Debo decirles que yo mismo pensé en abordarlo y valiéndome de su amistad comprometerlo para que me ayudara a publicar mis trabajos literarios, de los que yo pienso que son “bien chingones”. Sin embargo recordando el viejo dicho: “no es lo mismo Chana que Juana”, una cosa es la amistad y otra cosa es poner “gorro”, tuve el buen criterio de no molestarlo.
Lo anterior viene porque con las facilidades que nos brinda actualmente la tecnología, casi todos podemos escribir un libro… pero ya publicarlo —se lo digo de una vez— es otra cosa. En México (y me imagino que también en otros países) tenemos que empezar por tener presente que el público es muy poco afecto a leer y menos aún lo es a comprar libros. Hago la observación porque cuando uno piensa en publicar un libro, generalmente no tomamos en cuenta que ese hecho representa una inversión considerable y muy difícil de recuperar aún para los que ya tienen algo del camino andado.
Publicar un libro no es sólo imprimirlo. Aparte del gasto de impresión, hay que formarlo, diseñarlo, revisarlo, y después de impreso, habrá que distribuirlo y promoverlo para que alguien lo compre. Todas estas fases cuestan tanto o más que la impresión y las probabilidades de que con su libro se repita “el milagro del éxito de Harry Potter” son mínimas.
Recordemos que J. K. Rowling, la autora de Harry Potter, quien ha ganado con esta serie de novelas más de mil millones de dólares, antes de llegar a Loomsbury, que es la compañía editora que le publica, fue rechazada por 12 editoras, quienes ahora han de estar dándose golpes de cabeza contra la pared. Pero por un caso exitoso como el de Rowling, hay miles de fracasos de los que no nos enteramos. Curiosamente, el escritor primerizo lo primero que quiere saber es cuáles son los trámites que hay que seguir para registrar “su obra”, porque lo quiere proteger de algún posible fusil, es decir, de que alguien se lo quiera copiar. A eso yo le diría, ¿copiárselo? Ja Ja.
El arte de escribir es eso: es un arte. Y una manifestación artística no es algo que te llegue de pronto por inspiración divina. Para llegar a ser un escritor en toda la extensión de la palabra, se requiere mucho estudio, mucho y muy intenso trabajo, se requiere tener una técnica, hacer muchos intentos y volver a intentar. Escribir en este caso, no es encadenar palabras, Recordemos que no todos los que escriben son escritores, como no todos los que pintan son pintores ni todos los que tocan el piano son pianistas.
Insisto, para llegar a ser artista hay que merecerlo. Para considerarse un profesional en cualquier manifestación artística, se requiere mucho trabajo y estudio, aparte de disposición o la vocación natural que tal vez traiga el aspirante, y digo “tal vez” porque muchas veces ni eso tiene.
Generalmente los que quieren escribir, aunque digan que lo hacen por gusto, en el fondo lo que buscan en un 99% de los casos es ganar celebridad y/o dinero. Así que se lo digo con toda sinceridad y con el mayor respeto: Si quiere usted ser escritor, de cuentos, de poesías, de novelas o de cualquier otro género, la recomendación que le doy es una y tiene sólo siete palabras: ¡Antes de querer publicar, póngase a trabajar!
Escribir, es un arte espectral.
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