PA’ TE EXTRAÑO
Cuando son casi cuatro meses de tu partida me atrevo a escribirte, sé que no llegarán éstas a tus oídos, pero aun así lo hago. Amor, te quise sin hacer preguntas, sin esperar respuestas, te quise simplemente porque quise quererte, aún te sigo amando a sabiendas de que jamás volveré a verte. Te quise para tomar tu mano y andar tomada de ella por todos tus caminos, para ver los atardeceres recién bañados por la lluvia desde nuestra ventana, para caminar por esos lánguidos atardeceres en charlas íntimas donde en cada palabra florecía nuestro querer; para caminar por la playa en los amaneceres creando cuentos al amparo de tu compañía, para endulzar nuestro lecho con nuestra limpia y sagrada pasión. Te quise con mi amor de mujer madura, pidiéndole a la vida que seas mi último hombre; me quisiste con el fuego desenfrenado que te daba el haberme encontrado a tus años; tan a tu medida, tan a tus deseos, tan a tus anhelos. Nos juntó la vida para amarnos, confluimos en esos recovecos del camino a la hora y en el tiempo exacto. Todo estuvo hecho para re-encontrarnos, para seguir transitando esos caminos que quedaron inconclusos en vidas anteriores. Hoy, estoy tan solitaria y desamparada como cuando llegaste a mi vida, me acompañan solo los recuerdos de cada minuto, cada hora, cada día, cada mes, cada año de nuestro mundo compartido. Estoy mirando atrás y recorro mentalmente toda nuestra ruta. Te veo joven aún, posada en tus labios esa media sonrisa que tanto me cautivaba y en tus ojos esa luz deslumbrante y deslumbrada con que expresabas tus deseos. Me veo riendo, dichosa, siempre de tu mano. Fabricaste un mundo para mí, donde fui tu dueña, tu ama, tu señora, y no solo eso, me hiciste sentir dueña del mundo entero, era un mundo de diamante donde moré alejada de las tristezas y las penas. Si pudieras ver lo que quedó de nuestro mundo, de mi mundo, volverías a mí; traspasarías dimensiones, planos y tiempos para hacer que recupere mi sonrisa, mi felicidad; para borrar de mis ojos esta tristeza profunda que se ha instalado en ellos. Amor, nos unió la vida, no hubo falsas bendiciones ni papeles firmados, nos unió el amor que compartimos y al final, solo pudo separarnos la muerte. Gracias amor por esos veinte y cinco años de compañía y protección que me diste. Gracias también por haberme elegido para vivir tus últimos años. Gracias por haberme amado. Te llevaré siempre en mi corazón, en mi mente y en mi alma. Hasta pronto amor.
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