¡Cobarde!

Homero corría despavorido, por una calle del zoológico, perseguido por su mujer, quien, paraguas en manos, le lanzaba golpes sin poder alcanzarlo.
-¡Párate ahí! ¡Hoy arreglamos esto, sin excusas! -vociferaba ella.
El hombre continuó su loca carrera, sudoroso y casi sin aire en los pulmones, y al pasar por un área que tenia un foso, se le ocurrió la brillante idea de saltar, tratando de desaparecer de la vista de su enojada consorte, sólo para encontrarse frente a frente, con el dueño de aquél territorio: un león.
De inmediato la fiera corrió hacia el intruso, atacándole con zarpazos y mordidas.
Homero trató de defenderse de su poderoso contrincante. que en pocos instantes lo venció.
Exánime, a punto de fallecer escuchó de nuevo la voz de María Terror, quien agitaba su paraguas con energía mientras le gritaba, histérica:
-¡Hoy me la vas a pagar, desgraciado! De aquí no me voy hasta que subas ¡cobarde!

Alberto Vásquez.