A todos les decía que era feliz sola y que no le pesaba llegar a casa y no encontrar a nadie. Disfrutaba de su propio espacio, de tener su recamara, su guardarropa, su televisión. Tenía espacio para llorar, para leer o simplemente para pasar el rato. Pero lo que Isabela no decía era que la soledad ya le pesaba, le dolía. Con conforme pasaba el tiempo se encariñaba cada vez mas de Ángel.
-¿y porque no aceptas que te gusta? – dice Raúl.
-no sé de qué hablas – responde Ángel.
-¡por favor! Toma el teléfono invítala a salir y dile lo que sientes. Dile que estás enamorado de ella y que quieres ser ese hombre que ella espera.
-no. Porque ella no quiere casarse. Dice que es feliz teniendo su propio espacio. – se excusa Ángel
-eso es lo que ella dice. Pero en realidad no sabemos cómo se siente al llegar a su casa. Insiste con ella tal vez lo que necesitas es ser más directo con ella.
-estás loco. Yo jamás me he acercado a una mujer.
-inténtalo. – le insiste Raúl.
-lo voy a pensar
-no lo pienses tanto. Y hablando de pensar ¿Qué habrá pasado con la mujer que ibas a atropellar?
-ni idea. Se veía realmente muy asustada. Pero siento que la he visto en otro lado.
-tal vez la viste en el hospital
-yo creo que sí. – supone Ángel.
Esa misma semana Ángel por fin se atrevió a decirle a Isabela lo que sentía por ella.
-¿tienes mucho esperando? - Dice Ángel en el restaurante.
-no. Tengo 10 minutos que llegué. – responde ella.
-perdón. No había donde estacionar el carro – dijo Ángel.
-no te preocupes.
-sabes… hace tres días iba a atropellar en la esquina de tu casa
-¿cómo?- Isabela pregunta confusa.
-si. Era una mujer de cabello negro. Vestía un pantalón color negro y una blusa amarilla.
-¡¡no tenía idea!! – imaginándose que se trataba de Brígida.
-le dije que la ayudaba. Ella estaba muy asustada pero cuando estacioné el carro ella tomó un taxi y se fue.
-¡valla! Esa no me la sabía – expresó pensando en que Brígida vestía esa misma ropa el día que la fue a visitar y casi se topa con Ángel.
-pero siento que conozco a esa mujer de otro lado.
-¿si? ¿De dónde? – pregunta por pura curiosidad
-mi papá dice que tal vez la conozco del hospital.
-si claro. Mejor vamos a ordenar, es que tengo hambre. – dice Isabela para cambiar de tema.
Continuara…
Texto agregado el 03-03-2015, y leído por 140
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Lectores Opinan
10-03-2015
Qué buena historia,estoy atrapada en tus letras*****
Victoria 6236013
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