Cuando encontré en aquel baúl tus cartas
-algunas de amor; otras de reproche,
solas durmiendo en su lecho de olvido-
yo sin pensar las arrojé a la hoguera.
Con un sórdido llanto crepitaron,
retorcidas gritando sus dolores,
y en densas humaredas suplicaron
mezclando su impotencia con su espanto.
Sentí piedad por ellas al instante
pero salvar no pude las primeras:
las devoró aquel fuego despiadado.
Volvieron al baúl las que, culpables,
ensañadas rompieron el encanto...
Nada pudo el amor: sólo el reproche.
Clorinda
Poema presentado en "La hermandad del soneto 2015" donde se sugiere el desafío de escribir un soneto sin rima.
Texto agregado el 02-03-2015, y leído por 526
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