ABERRACIÓN
La puerta se abrió formando una estrecha cortina con la claridad de la luna. La muchacha despierta, percibió leves pasos y una respiración fatigada, de alguien oculto del otro lado de la habitación. Inquieta, se movió levemente en la cama, alzando la cabeza, tratando de hacer el menor ruido posible. Se mantuvo a la expectativa, esperando calmada, que el intruso atravesara la rendija, formada en el hueco por la luz de la luna.
La joven en vilo, respiraba forzosamente, al tratar de contener la respiración para no ser descubierta. Levantó un poco la cabeza, al sentir leves ruidos provenientes del otro lado del cuarto y, ver cesar la claridad, al cerrarse lentamente la puerta, dejando en penumbra la habitación.
Sobresaltada, se enderezó sobre la cama para mirar a través de la rendija; pero su movimiento fue interrumpido por una mano, colocada con sutileza sobre la boca para que no gritara. Un leve quejido brotó de su garganta, siendo tragado por la obscuridad y el silencio reinante a esa hora de la noche.
La adolescente como pudo, palpó el cuerpo del intruso, notando la fuerte musculatura del repulsivo hombre aprisionando su delicado cuerpo y, sentir la fuerte presión de la mano sobre su boca. Aspiró el perfume que el misterioso personaje despedía de su cuerpo, reconociendo al violador en la obscuridad; pero su pensamiento no quería aceptar lo que su instinto había descubierto.
Fue cuando entonces sintió que el degenerado la besuqueaba. Hábilmente deslizaba una mano acariciando su abdomen, hasta llegar a su entrepiernas.
Quiso llorar de impotencia y rabia, al reconocer al malvado que se proponía violarla. «¡Maldición!» No lo podía creer «¿Qué aberración?» «¡Canallaaa…! Pensó, desvaneciéndose, al sentir un fuerte golpe sobre la nuca y,.. ya no supo más de ella.
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
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