Los párrafos iniciales de la novela Días de guardar (1988) de Carlos Perez Merino

Y, SIN EMBARGO, SE MUEVE. La muy hijaputa se mueve. No solo se mueve, sino que pone su mano sobre mi pecho y la va bajando hasta dar con mi picha, que, después del castigo que la muy cabrona me infligió durante toda la noche, está más apagada que la puñeta. Juega un poco con ella y yo la dejo hacer. Pero cuando intenta pasar a mayores y dirige su boca a mi herramienta, que se ha ido animando con el toqueteo a que la ha sometido, le arreo una hostia en toda la jeta, que la deja alelada de cojones. Me mira sin comprender y veo cómo la sangre empieza a aparecer en la comisura de sus labios. Se lleva las manos a la cara y la muy bragazas comienza a llorar. Lo que me faltaba. Me levanto de la cama y dudo entre atizarle otra vez o irme a duchar. Opto por esto último. No me puedo entretener; hay prisa.

Mientras dejo que el agua caiga sobre mí a su aire me da por pensar en lo gilipollas que son las tías. Ahí tienen a esa pánfila, por ejemplo. Me liga ayer noche, me trae a su casa, le echo unos cuantos polvos bien echados—y no es porque se los echara yo, pero polvos como ésos seguro que no los ha conocido en su puta vida; se corría que daba gusto—, y todavía sigue pidiendo candela. Como decía un cura que había en mi pueblo —un cabronazo, como todos ellos, de aquí te espero, que se limpiaba el culo todos los días con el Osservatore Romano y se quedaba tan pancho—, es que las pobrecitas tienen el cerebro más chico. Encima de gilipollas, son desagradecidas y encima de desagradecidas, gilipollas. No comprende la muy puta que el domingo se ha acabado y que es lunes y tengo cosas importantes que hacer. Pues vayan y explíquenle esto a una tía. Doble contra sencillo que les pega un bocado en la punta del carajo. Si las conoceré yo…

Cuando vuelvo al cuarto ella duerme como una bendita. Serán gilipollas, desagradecidas y todo lo que ustedes quieran, pero tengo que reconocer —si tengo una virtud ésa es la de ser objetivo— que están buenísimas. La ves así, durmiendo, en pelotita viva, y te dan ganas de olvidarte de que es lunes y de que la tienes un poco floja y de ponerte sobre ella y tirar de vareta. Se iba a despertar con toda la mandanga dentro. Vamos, que iba a pasar del séptimo cielo con el que está soñando al octavo. La octava maravilla del mundo como quien dice.

Pero en esta jodida vida no siempre se puede hacerlo que se quiere. Por eso tengo prisa y quiero ir hoy al Banco; precisamente para, de aquí en adelante, hacer siempre lo que me salga de los cojones.
Con harto dolor de mi corazón, como diría algún mamonazo de esos que se dedica a escribir novelas, la miro otro ratito más y salgo de estampida. Mientras bajo en el ascensor me digo que si la tía se ha quedado tan frita es porque seguro que se ha hecho un pajote. No hay nada para quedarse grogui —ni pastillas ni hostias— como hacerse una macoca. Te entra una cosa, un… No sabría cómo explicarlo, pero el caso es que te quedas más relajado que la leche. Yo a la gente que padece de insomnio siempre les digo que le den al manubrio. Mano de santo. Se lo juro por mi madre.

Llego al portal y me da por la vena supersticiosa. “Con qué pie salir”, me pregunto. Tengo la cabeza llena de preocupaciones, me espera una semana de no te menees y voy y me pregunto “Con qué pie salir”. No debo estar bien de la chota. La tía que acabo de dejar no solo me comió el sexo sino también el seso. Yo solo me río con este jueguito de palabras y cierro los ojos. Que sea lo que
Dios quiera. Cuando los abro, ya estoy en la calle. Menos mal que no he visto con qué pie he salido.[...]


Québrose un triángulo
Solo platónico desde luego por mi parte allá por los años últimos de la década de los 80 a causa de esta novela-más en concreto la voz interna del protagonista que me protestaron no podía ser nunca real en ningun caso pues es demasiado sofisticado, demasiado culto en el fondo detrás de solo una máscara de una fingida brutalidad macarra como pose falso y penosamente obvio-siendo todo una artimaña literaria más o menos burda de entrega intelectual o incluso filosófica- en realidad-y no una muestra del sudor-lagrimas-sangre-semen de un realismo social madrileño pos movida y que pudiera imperar tanto en aquellos tiempo entre los aficionados de lo made in Spain literario y cultural.

Y québrose dicho triangulo humano, personal (en realidad solo por un tiempo) a causa del mundo español-alemán y madrileño en que se movía como circulo social más amplio y humano aquella estudiante alemana de español de Hamburgo y amiga mía de entonces, quien bien me querría-me consta-pero de la aparente soledad en la que yo vivía-de la que parecía que me nutría, la verdad-se tenía que desasirse de vez en cuando y por el amor de dios como si dijéramos…

El tema entonces en cuestión para nosotros en todo caso era la nueva narrativa española joven-anunciada una vez más y nuevamente en publicaciones como Revista de Occidente;

Tema, asunto y como coordinadas vitales más amplias en las que todos nosotros (algunos otros hubo), de una forma o otra, nos volcamos bajo distintos pretextos y proyectos variopintos intelectuales y académicos como tapadera, seguramente en la mayoría de los casos, de la búsqueda real de más sustancia simplemente vital por parte de personas de sesgo claramente humanista, de veinte pocos años y en persecución seguramente de ese algo que frontalmente les negaba una existencia cada vez más consumista que por entonces avanzaba aviesa, callada y ferozmente, sobre todo lo real en sí.

¿Pero quién quiere en verdad lo real?

Lo real, entiendo ahora, es lo no mediatizado por voz humana alguna-la sensación de la arena entre los dedos del pie o el alivio como maná da cualquier función corporal y fisiológico postergado ya en exceso…

¿Lo real como baremo del arte y la representación- o de la misma ciencia incluso empírica?

Porque lo humano no solo físio sino más elevado, intencional y agentiva de cualquier ámbito humano y técnico-es siempre la mediación: una intención y modelo de acercamiento como asignación de significado de y sobre lo real, posible casi exclusivamente en su nivel más alto y al final, solo en la forma de lenguaje humano;

Así de importante es el otro, la sociedad civil y colectiva humana, finalmente como cualquier forma y manifestación histórica de cultura y civilización.

Que lo real en sí y de por sí no tiene significado alguno, caballeros:

Y toda adscripción necesariamente solo humana es siempre y en todo caso la mediación intencional humana como ficción respecto de la percepción en principio solo fisiológica, solo mamaria y física del organismo vivo y sentiente,

Porque sentir-en español al menos-no es nunca lo mismo que pensar-y asimismo, los Cockers, Gran Daneses, Fox Terrier, Mastines y Pastores-tanto alemanes como del pirineo- precisan apenas de noción físio-racional alguna para ir prosiguiendo perdurando en eso de la satisfacción, día a día, de sus respectivos necesidades individuales y corpóreas…

Que le den por el culo a lo real en este sentido, es lo que quiero decir,

Mientras tenga voz y uso de la razón, claro está como principio y fin de la necesidad verdaderamente humana en sí misma de ser más que nuestro simple ser fisiológico y animal, como ha sido por los siglos y desde el principio a partir sobre todo la argicultura,

Amen.



(Y que vayáis desempolvando los cuentos de Borges por ejemplo y particularmente una colección suya de relación obvia con el fondo digamos teórico de esta meditación.)