Esa mañana me desperté mas pesada de lo común, llevaba días andando de forma automática, con la maravillosa idea rondando su mente, esa dulce idea, esa tranquila idea... me vestí sin ganas y me subí al auto sin peinarme, en el trabajo lo haría; antes de abrir la puerta me detuve ante ella un momento para mirar hacia atrás, necesitaba concientizarme de lo que estaba dejando atrás, del por qué debía volver a ese horrible lugar al que si no hubiese nada que me atara no volvería jamás. Miré las fotos de mis hijos y salí de la casa.

La mañana transcurrió normal, sin ninguna novedad y llegó la hora de volver, para ver a mis niños. Mientras mas me acercaba a la casa de mi mis padres,mas recordaba las humillaciones, las malas caras, las habladas, las groserías y mas me pesaba mi miseria, la mala situación económica... ¡si yo tuviera dinero, que distinto sería todo!

Mis hijos tan bonitos, parecían sacados de revista (siempre me lo decian mis compañeros de trabajo) teniendo que ser atendidos por una anciana