Pequeños momentos de la vida: Unos segundos de Conversaciones ajenas.

III

- ¡Se puede arreglar con hilo y aguja! No hay nada que no se pueda coser - dice sosteniendo un trapo amarillento y viejo.

Sin mirarla, la otra muchacha, asiente con la cabeza y sigue con su difícil tarea de desenredar un ovillo de lana.

- Se puede coser ropa, se pueden coser los órganos, la piel, se pueden coser mochilas, y seguro que hasta se pueden coser los sueños, las ideas, los dolores.

Sin mirarla, la otra muchacha asiente con la cabeza, mientras continua con su difícil tarea de desenredar un ovillo de lana.

- Por ejemplo, si vos vinieras un día y me dijeras que se te pincho el sueño, yo podría agarrar este hilo de oro, y coserlo, para que puedas seguirlo.

Sin mirarla, la otra muchacha no asiente con la cabeza, ni da ningún indicio de estar escuchándola, mientras continua con su difícil tarea de desenredar un ovillo de lana.

- Es como la ropa. No va a quedar igual que siempre, probablemente algún pedacito deba abandonarse, y quede más corto, mas ajustado a uno. A menos que te lo emparche con otro pedacito de deseo y te quede más grande. De cualquier manera seguirá siendo, sólo que alterado; pero es la idea ¿no? Si el otro se rompió...

Sin levantar la cabeza, la otra muchacha sonríe contenta por el comentario de su amiga, mientras continua con su difícil tarea de desenredar un ovillo de lana.