Hace tres años, desde que te conocí, supe que ibas a ser la mujer a quien amaría toda mi vida.
Hoy es un día especial. Hoy te ves preciosa vestida de novia. Ver como ese hermoso velo blanco recorre tu rostro, rosa tus mejillas y te brinda un aire sutil de misterio.
Hace tres año me dije que iba entrar de la mano contigo al altar. Bueno pues, hoy es ese “hace tres años”. Han pasado muchas cosas y cambiado otras. Pero aquí estamos. Serás la novia más bella que alguien jamás haya visto.
- ¿Cómo esta la novia mas bella de todas?
- ¡Nooo...! Stephan, no sabes que es de mala suerte ver a la novia. Ni el novio, ni amigos, ni familiares deben verla. Jajajaja… Muy bien, bastante nerviosa.
- No creo que una simple superstición arruine este día perfecto, ¿Oh si Katherine? Y tranquilízate, todo va a salir bien.
- Si claro, tienes razón ¿Puedes ayudarme?
- Claro que si
Tome el collar. Ella recogió su cabello. Lo pase suavemente por su piel lozana. Mi mente se detuvo un segundo y pensaba ¿Cómo es posible que después de tres años, aun siga sintiendo lo mismo por ti?
- ¡Quedo perfecto¡
- Gracias
Salí lentamente de la habitación deslumbrando aun lo bella que eres.
El jardín, lleno de flores blancas y de sillas adornadas, lucia espectacular. No era para menos. La boda de dos personas que se aman debería ser el momento más perfecto de toda pareja.
Tome asiento y mi mente viajo al restaurante en el que cenamos hace dos meses. Recuerdo que estaba nervioso, mis manos sudaban como no tenías idea. Sentía lo que todo hombre siente al momento de declararle su amor a alguien.
Ahí juntos, con el cálido ambiente que solo Le Meurice puede lograr. Te recuerdo con un hermoso vestido negro, con esa sonrisa capaz de opacar cualquier cosa que tenga a lado. Un hermoso collar de perlas que tu abuela te había regalado. El mismo que hoy usas.
- ¡Estuvo delicioso la cena! Y mucho más a tu lado Katherine.
- Gracias. Y el vino ni que decir, el mejor que haya probado.
Stephan, tengo algo que contarte y pedirte.
- Yo también Katherine. Hoy quería decirte algo muy importante. Pero vamos, empieza tú.
- Me dejas con la intriga jajajaja… Está bien. Como sabes hace un año y medio falleció mi padre, aun lo extraño mucho. Y lo voy a extrañar mas ese día.
- No entiendo. ¿A que día te refieres?
- Stephan, me caso. Hace una semana Dam me pidió matrimonio y le dije que sí.
Aun puedo sentir como se me caía el mundo esa noche. Pero sabes, amar a alguien no significa que tengas a esa persona a tu lado.
Me da gusto que seas feliz, y por eso también lo soy.
Seré yo el padrino de tu matrimonio y quien te deje en el altar ante el hombre que amas.
Me hubiese gustado ser Dam, quien toque tu mano; ser yo quien diga: Si, acepto.
© Jhoan Flores - 2014. Derechos reservados.
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