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BENDITO ADAGIO PARTE II

Han pasado meses desde aquél acercamiento; he andado por aquellas calles, he sentido lluvia y libertad en mis cabellos, se ha despertado mi piel suspirando su nombre.

- Tadeo, Tadeo; repiten mis labios misma oración.

Admiro las noches, esperando alguna estrella moribunda, que conceda mis deseos.
Admiro la hermosa noche de invierno, y me es inevitable no soltar estas interrogantes.

- ¿Acaso será el destino generoso?
- ¿O quizás será un travieso?

Pues siendo fría y con un toque de oscuridad; me retornó a casa revestida de tibieza, bañada de ternura y tan llena de ilusión; mis mejillas las siento tibias, mis manos dejaron de tiritar, y con tantos suspiros que son compañía perfecta para reposar.

¡Ahora! , que tengo la rutina totalmente cambiada y no siendo sábado, ni mucho menos un fresco día de mayo, ¡Hoy!, salí como todos los días, a trabajar. La verdad esta rutina me tiene algo agotada, ya no se extiende mi sueño en las mañanas, y es mi sutil despertador, el verdugo de mis albas.

Mis prisas han hecho un alto a mis emociones; mis recuerdos me reclaman y el cansancio o sueño, es perfecta medicina a mi acostumbrado noctambulismo.

Mis pobres narices frías ya están sintiendo mi ausencia; hace ya un buen tiempo que no tengo fines de semana y hay días que tengo que despertar sin haber dormido. Y sé, cuanto mi cama me extraña.

- ¡Ni modo, la vida lo exige!

Ya era la hora de poner fin a ese horario casi nocturno; estando ya a las afueras de la oficina, oía; Andrea, ¡Hasta mañana!, ¡Buenas noches!, un beso en la mejilla por aquí, otro por allá, ¡Mañana no me falles en el almuerzo he! me decía Pablo, mañana compartimos el postre me voceo Javier. Todo era cordialidad y un barullo fugaz, que en un pestañeo pronto me vi sola.

Éramos la acera y yo; solas, silenciosas, empecé a tiritar y me abordó un poco el temor, caminé hacia la esquina a paso ligero, en un intento de esperanza por si aún pasaba la línea del bus que me llevaba al paradero del colectivo; habré esperado uno a dos minutos.
- ¡No lo pensé más!

Fue el azar o un impulso, levanté mi mano y sin discutir precio; debido a horario y distancia, tomé el servicio de un taxi; di un cortés saludo, las indicaciones; respiré muy hondo y me acomode al sentirme tibia y segura. En el camino iba pensando, en todos los pendientes, planificando a la vez la conclusión de ellos.

De pronto el señor taxista me interrumpió solicitando le permita hacer un alto en un grifo para llenar el combustible; él era un señor mayor y su mirada no reflejaba intención distinta a lo que solicitaba, así que acepté.

Yo, iba con la mirada al cielo; respirando de vez en vez y cerrando mis párpados, de pronto salí de ese trance cuando ¡Un chillido!; alguna frecuencia que no conectaba bien, sería el clima, al fin logró sintonizar una melodía de esas antiguas, del gusto del taxista y para sorpresa también de la pasajera.

-¿Puedo dejar a ese volumen? , me preguntó el señor.

-¡Está perfecto!, Yo le respondí.

De pronto me dijo hay canciones que nos trasladan a épocas imborrables, Yo ya estaba contagiada de la melodía con la mirada al cielo; en mi balbuceo, solo atiné a decir ¡Sí!... en ese pequeño trayecto me convertí en una oidora fiel, el señor, me empezó a narrar sus anécdotas de vida, me platicó de sus desamores, me conversó de sus hijos y de su único y último amor, ¡Su esposa! Que llevaba apenas tres años de difunta, y me habló de lo mucho que la extrañaba, - ¡Hay como me hizo suspirar!-, y sobre todo me resaltó, de lo bien y útil que siente al trabajar. Aunque me recalcó que prefería la noche para hacerlo.

Ya pronto se visualizaba el grifo, recargó y continuamos la marcha tomó nuevas rutas entro algunas calles y doblando la esquina reconocí una calle que me puso alerta.

-¡Señor! Podría ir más despacio, le dije, al cual el accedió; a una distancia corta allá en una acera se veía, un grupo de jóvenes entre risas y ademanes, Yo no perdía la esperanza, los tambores de mi iluso corazón se aceleraban; fue la luna las estrellas o quizá la luminaria, -¡No sé!, ¡quizá el firmamento! ¡Pero que iluminada!, se tornó la vista.

- Yo estaba del lado del vidrio, con mis ojitos atentos; Señorita ¿me detengo?, ¡No!, no señor, solo siga despacio. Me encontraba en su calle, veía su acera, veía su puerta, recordé la vez que de la mano caminamos hacia ella; miré el muro donde me posó aquel inocente beso aquella caricia nerviosa, recordé mucha ternura, y cuestioné los designios de la vida ¿Por qué nunca más cruzamos camino?

El motor del carro hizo alguna conexión extraña con mi mirada; pues mantuvo el paso lento, tornó un ambiente silencioso; tenía tanta ansiedad que oía todos los latidos de mi corazón, tanta ansiedad que proyectaba su silueta, imaginaba su sonrisa y alcanzaba su mirada.

Tanta ansiedad, que en un soslayo se aperturó la inmensidad en nuestras miradas, atinamos el mismo segundo, se detuvo el tiempo; lo miré y el me miró, en mi suspiro le dije todo; Él me seguía mirando, como si en ese entonces Él también reviviera, aquel último día. Nuestras miradas caminaron unos segundos, ¡Mil segundos!, erizando la distancia que poco a poco nos alejaba.

Tan pronto se dio el último parpadeo; regresé mi mirada, respiré, Yo ¡Estaba tan feliz!, que me empape de mil sentimientos, seguí mi rumbo saboreando un halo de fantasía, oyendo el movimiento fresco de los árboles que adornaban la berma central y sintiendo todo el aire que corría en mis mejillas.

Ahhh es por eso, que te pregunto ¿serás inquieto o travieso? destino, esta vez no tuve que decidir regresar a tomar mi celular, ni siquiera tuve que ir a pagar ningún servicio, tampoco tenía la tarde libre, tan solo me senté cómoda a sentir el aíre nocturno de esta mi hermosa ciudad...

El tiempo sigue su curso y los instantes resucitan; aquella noche fría está tan presente que me envuelvo en suspiros, marcando en mi cara, mohines de alegría. En mi cama sobrepongo almohadas, caigo sobre ellas, me cobijo muy bien; el frío aún cala.

Oigo el timbre del móvil.

-¡Aló!
-¡Hola Andrea, soy Janin!

Continua...


krisna...

Texto agregado el 24-02-2015, y leído por 423 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
18-05-2015 Sigo con la tercera parte, felicito tu pluma creativa y narrativa. Un abrazo grande. gsap
08-03-2015 Interesante relato, bonito, romántico, sencillo, narrado con fluidez. ¡Nariz" o "narices" ¿Qué más dá? Es la forma en que nos expresamos. Gocé lo dos momentos: 1a. y 2a. parte. za-lac-fay33
07-03-2015 Fantasía de alta jerarquía. emiliosol
04-03-2015 Hola: Con gusto leí tu narración. Hermosa manera de escribir. 5 * Terryloki
26-02-2015 ¡¡¡ Auuuu !!! Querida Krissy contagias de sentimientos con tu hermosa historia, me quede viendo a tu lado y saboreando los segundos de eternidad. Cinco aullidos extasiados yar
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