Al lado del camino, bajo la sombra de tu poder, en medio de mi pasado que se ha volcado, a un futuro sin retorno. Herido con cada paso que doy, para ver delante de mi mismo.
Como el viento, roza mi piel, la aventura de tus manos con conocimientos ocurridos, en tus ojos. La frente color amarilla, palpita de fuego, con barbilla hacia el sur. Dando vueltas al Ecuador en miles de partículas, dispersas en tu aliento, con ganas de seguir delante, con reloj pujante marcando los segundos en una temperatura destinada a la presión de las palabras que resuenan mis pasos.
Señales de vida, no dejo de ver, en cada cálido asiento, que pertenecí en cada camino que no vi, y te diré: a que horas volveré si el reloj ya no pertenece, a tu diadema.
Tus sombra cambio a la faz, que yo olvide.