Queridos amigos:
Toda mi vida puedo decirles que he sido madrugador. De niño tenía que ir a la escuela temprano, este precoz deambular en la mañana continuó en mi juventud, en la universidad y desde luego cuando tuve que trabajar.
Ahora que estoy jubilado me despierto temprano y uno de las primeras cosas que hago es leer el periódico. Me fijo con preferencia en el obituario, ¿curioso, verdad? Alguien dijo que la vida siempre es una competencia, llegar primero, conseguir el mejor empleo, casarse con la muchacha más bonita y así un largo etcétera. Ahora pienso que es al revés, quien se muere primero, por eso es mi obsesión compulsiva en sentir cierta satisfacción cuando mis contemporáneos parten a la dimensión desconocida y yo sigo en este mundo a veces aburrido pero siempre interesante.
Me encontré que había fallecido a los 71 años una de mis amigas de la infancia, por la que suspiraba en mis años mozos. Se fue soltera, nunca se casó y fue despedida por sus hermanos. Su soltería me entristeció y me puse a reflexionar. Se han dado cuenta que las personas que ya no se cuecen al primer hervor (ni al segundo, ni al tercero según mi bella esposa) nos la pasamos reflexionando.
Cuando cumplimos años decimos “la vida empieza a los 50 años”, y lo mismo cuando cumplimos 60 y así seguimos, siempre consideramos que los mejores momentos son los años que cumplimos. ¿Será cierto? No están ustedes para saberlo, pero yo sí para decirlo: para cuando ustedes lean estas letras estarán recién cumplidos mis 75 años (así que aún se aceptan felicitaciones, abrazos, bendiciones y buenos deseos).
Gozo de buena salud. Mejor dicho: gozo de aceptable salud, porque a esta edad uno ya está acostumbrado a acumular algunos achaques en su repertorio cotidiano y ya ni caso les hace.
Por ejemplo, hace un año saqué a pasear a mi perro “SAM” (simpático perro labrador), ¡vaya friega que me acomodó! Me traía al trote y me faltó el aire. Total que al poco tiempo fui operado de corazón abierto, revascularizándolo y aunque es difícil de creer quedé como nuevo. Milagros de la ciencia actual. Ya no me falta el aire, pero por las dudas dejo en la casa al SAM (con el disgusto del perro, como comprenderán).
A veces me duelen las articulaciones, tomo una pastilla y ya. Frecuentemente duermo mal y las comidas me hacen travesuras, algunas poco gratas, pero tomo algunos menjurjes y sigo.
Total, mi equipo empieza a quejarse, pero aún no juega en mi contra (bueno, eso creo). Así que sigo.
Y “sigo” significa que puedo seguir caminando por la ruta que he elegido. Puedo seguir escribiendo. Puedo seguir estudiando, reflexionando, analizando temas que me entusiasman y me apasionan. Puedo seguir emocionándome cada vez que entiendo algo con claridad. Puedo ser muy feliz cada vez que algo me sale de maravilla.
Y “sigo” significa que puedo tomar distancia y tener mejor perspectiva. Puedo equivocarme sin que eso represente una catástrofe. Puedo sentirme más paciente y más sabio (aunque la señora que me asiste diga que no).
Y “sigo” significa que puedo conmoverme sin mayor pena al ridículo. Puedo detenerme a respirar hondo sin dar explicaciones. Puedo detenerme a apreciar lo extraordinario en lo ordinario. Puedo sonreír sólo porque amanecí de buenas y llorar sólo porque me “tecleó” la tristeza. Y todo en un mismo día.
Nada de eso podía hacer a las 20 o a los 30. A esa edad se está en plena siembra, en pleno proceso de aprendizaje, en franca acumulación de experiencias y me duele decirlo es la época de mi vida que más “tarugadas” he hecho. A lo mejor por eso me hice existencialista, para que no me friegue el pasado, gozar del presente y no preocuparme por el futuro que aún no llega.
No luzco lo joven que aparezco en alguna foto. Pero tengo claridad sobre varias cosas que me importan. Tengo un puñado de certezas. Y tengo claro el camino que quiero seguir. ¿No es una gran cima?
Si la vida me regala más años, es muy posible que al cumplir 80 escriba algo parecido. Ya les contaré. Por lo pronto afirmo de manera contundente: sin duda la edad que uno tiene son el mejor momento, pues la edad no es factor de tiempo sino estado de ánimo.
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