En una larga calle
azotada por el invierno
iba cubierto de mis harapos
y temblando como película vieja
los galpones del puerto continuaban
y al parecer ni el mar podía detenerlos
cuando apareció una puerta con una leyenda
terminantemente prohibido pasar autoridad portuaria
yo igual abrí puerta y era una habitación cálida y blanca
y sentada sobre un sillón una bellísima muchacha desnuda
con las piernas abiertas y tocándose me dijo, donde estabas?
Texto agregado el 22-02-2015, y leído por 206
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