Anclada en la vida, viendo devorarse las entrañas de los pájaros y la voluntad de tanta gente sensata…
Mi insensatez a veces me lleva a un puerto lleno de colores, púrpura.
Y la sangre derramada por todos aquellos que amé se prolonga en mis venas, en mi nombre y apellido.
En mi apetito por vivir vorazmente, sin límites.
Grito como un lobo buscando su cría, aúllo, me regocijo en los brazos ajenos de aquel que me abra su corazón de par en par. Quien acaricie mi espalda, y desgarre mis vestiduras. Quien pueda sostener mi
mirada, mi sonrisa, mis lágrimas, mi ser entero.
De tanto amar la vida me asusto… me encierro en un disfraz, me defiendo de la nada y del todo.
Hay tanto por aprender…
Empaparse de vida, de sabiduría, de amor, de empatía… soltar…