Al poseer una belleza rutilante, se sentía amada y poderosa; aunque en ocasiones también utilizada por los hombres, que ansiosos de poseer sus atributos se le acercaban por doquier.

Muñeca... invariablemente de los labios de sus amantes salía ese vocablo cuando la observaban, cuando la acariciaban o cuando la amaban. Sin embargo, ella obviaba aquello y se las arreglaba para salir bien parada y no permitir que la hicieran sentir tan sólo un objeto.

Muñeca... y como no, si tenía un rostro hermoso, una muy bien cuidada figura y una impronta que no dejaba a nadie indiferente ante su presencia. Por añadidura, vestía con gusto y elegancia. No había duda, sin esfuerzo lograba conquistar a quien tuviera la desventura de cruzarse en su camino; porque sí, era una desventura cruzarse en su camino ya que poseía un oscuro secreto: Ella no amaba. Y es que a pesar de sus muchos amantes, nunca había logrado prenderse. Actuaba con ellos de forma caprichosa, haciéndoles sufrir con sus devaneos y una vez que sentía que había conquistado su presa la soltaba dejándole mortalmente herido, sumergido en dolor.

Para aumentar su área de búsqueda ingresó a las redes sociales; quiso tomarse una selfie, para incorporarla a su perfil, eligiendo el ángulo cuidadosamente. Provocadora como era, quería mostrar su cola de gata y entonces reparó en lo que antes nunca se había fijado. Lo que vio la dejó paralizada; en su baja espalda en letra imprenta claramente escrito, se leía; "made in china".


M.D