El no cesaba de convocarla
de pronunciar su nombre
ese de raza añejo
mientras susurraba el viento.
Poseía su mirada
adherida a los actos cotidianos.
Carecía entonces de lógica
se limitaba a existir.
Sin ajustar las velas
navegaba sin dirección
hasta lograr el encuentro.
Alistó su navío
se lanzó a recorrer caminos
con la guía de las estrellas
que hacían juego con ella
buscando el final anhelado.
Texto agregado el 20-02-2015, y leído por 163
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